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:FRAY MIGUEL DE PAMPLONA 345 había pedido, y . de que ni aún se :e había contestado, con otra infi– nidad de cosas, bien raras, sobre que tuvieron debates. Quitó estas expresiones, aunque intentó dilatarlo, alegando que prefería consul– tarlo en Lima con el Sr. Bravo y Sierrabella, añadiendo otras dila– ciones. Pero el Ilmo. Pamplona a :i.ada asintió, sino que le diese la carta llana o se retiraba del asunto, no pudiendo menos de dar parte de cuanto había pasado; y lo puso como se lo dijo » 1 3'5. Ya que no había podido ·lograrse que espontáneamente bajara .Moscoso del Cuzco a Lima, para mantener los recursos interpuestos ante la Real Audiencia, se había, al menos, conseguido un arbitrio para reclamar su presencia en Lima: la petición de justicia que .acababa de elevar a S.M. por mediación del obispo de Arequipa 136 • Una invitación del virrey Jáuregui, con eficacia de orden inape– lable, para « vindicarse de la nota de infidencia», arrancó al doctor Moscoso y Peralta de su oasis de paz en Urubamba. Sólo una obsesión raya:na· en lo patológico, por la tormenta pasada, pudo ,dictar al septuagenario virrey Jáuregui aquellas precauciones mi– litares que dispuso entre el Cuzco y Lima, por el motivo aparente de más honrar al obispo y al comandante general don Gabriel de .Avilés, que había de viajar en su compañía y por el temor real .de que S. Ilma. intentara provocar a su paso, mediante los curas .doctrineros, una nueva ·sublevación de los indios. Amargamente .se quejará aquel prelado en su auto de defensa -por aquellos tratos « como a vulgar facineroso». Se le entretuvo en la Ciudad de los Reyes desde principios de 1784 hasta su embarque para la península, el 5 de abril de 1786. El terremoto de Arequipa No bien regresó fray Miguel a su diócesis de .Arequipa, reanudó la visita pastoral interrumpida por causas ajenas a su voluntad. Decimos interrumpida, porque el recorrido de las dos provincias .afectadas por la revuelta, Cailloma y el Collado, debió de realizar luego de su toma de posesión, dados los vehementes deseos que expresaba en su carta al superintendente Escobedo. Sobrevínole luego aquella « enfermedad mortal », sucedieron después sus gestiones ,en Lima y en el Cuzco, unos días de .. reposo y la fatigpsa contienda ,con el corregidor. Estaba de visita ,; en la ciudad de Moquegua, cuando le sor- ,comentarios bien discutibles en los estudios qt:.e ya hemos citado sobre la rebelión de 'Tupac Amaru. ' 1ms Benito de la Mata Linares a Escobedo, •,isitador e intendente general, Cuzco, 14 de ,.octubre de i783 (Real Academia de la Historia, M,italinares, tomo 55, f.· 184-184v). l:tti Mata Linares a José Gálvez, Cuzco, 30 d:: octubre de 1783 (ibid. f. 183).
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