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FRAY MIGUEL DE P!\MPLONA 337 competente escolta, sino por evitar que Diego Cristóbal, hermanastro del ajusticiado Tupac Amaru, y sus secuaces, entraran en sospecha de que se estaba preparando su arresto. Con la cara de rendido respeto que, de parte de Avilés, se present,ó a fray Miguel el ca– pitán de Sicuani, cortóse toda suspicacia de manera que, al llegar a Arequipa (con tanta celeridad caminaba que no podía seguirle la tropa en unas mismas mulas), pudo :elicitar a Escobedo de haber logrado la paz aun antes de su llegada a las Indias 122 • Aquel despliegue de fuerzas, con la razón especiosa de acom– pañar al ntievo obispo de Arequipa, ofreció la oportunidad deseada para que el corregidor Necoechea pujiera llevar a cabo, con toda quietud el día 15 de marzo, la prisión de Diego Cristóbal Condor– canqui y su familia, por bien probados indicios de estar prepa– rando una nueva sublevación. Substanciado el proceso por el oidor de la Real Audiencia de Lima don Benito de la Mata Linares, decla– rósele culpable, reo de muerte. Fue ejecutado en la plaza del Cuzco el 19. de julio de 1783. A la prisión de Diego Cristóbal y su familia se refiere la pastoral publicada por fray Miguel de Pamplona el 20 de mayo de 1783 iw. No creemos fuera de protesta, porque de otro modo lo habría regis– trado el puntilloso Mata Linares en alguno de sus ciento y más volúmenes manuscritos (hemos revisaé.o los índices por lo menos de 109) que se conservan en la Real Academia de la Historia. Tam– poco la menciona en su Relación el virrey J áureguí, que no disi– mula sus simpatías por el obispo fray Miguel. Elogia su celo ar– diente por la reforma de costumbre!', reflejada en su circular de 12 de febrero de 1783 sobre el traje je las damas; en la de 23 de diciembre del mismo año sobre alojamiento de viudas y solteras en el hospicio de Arequipa; en la entrega de 17.000 pesos al monasterio de Santa Catalina para que por la extrema penuria no se relajaran las monjas en su observancia regula:. Signos de su celo pastoral fueron asimismo su visita canónica, s-..1s pleitos jurisdiccionales con el corregidor de Arequipa, sus empeñes por que los curas confeccio– nasen con toda exactitud el padrón o censo de sus parroquias y de sus doctrinas. Y obra de su ceb apostólico fue el estableci- 122 Gabriel de Avilés al virrey don Agustín de Jáuregui, Cuzco, 16 de marzo de 1783 (AGI, Lima, 1096), Con la misma fecha, Lima, 16 e.e marzo, escribía Agustín de Jáuregui a José de Gálvez: « El Comandante de las Armas, D. Gabriel de Avilés, ha estacionado tropas desde el puente de Urcos a Sicuani, con ·el pretex:o de recibir y dar escolta al Reverendo Obispo de Arequipa, Fray Miguel de Pamplona, 1ue e,taba para llegar a aquella inme– diación; y en la realidad es para prender, al recibe de mi primera orden, a Diego Cristóbal Tupac Amaru, su madre y demás secuaces residentes en Tungasuca » (AGI, Lima, 664), 12a No puede aludir a otro de los Tupac Amani, puesto que los primeros y más célebres, los de José Gabriel Condorcanqui, llevaban ya dos -años bajo tierra. Da la noticia R. Vargas Ugarte (Historia de la Iglesia en el Perú, IV, 307-310).

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