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FRAY MIGUEL DE PAMPLONA 333, otra parte en todos tiempos por su fidelidad » - según comentaba en su Memoria el virrey· Guirior. El mal ejemplo cundió inmediata– mente en la villa vecina de Moquegua y halló eco en las ciudades de Huamanga, Huánuco, Cuzco, pueblo de Paseo, y provincias de Cai-· lloma, Jauja y Conchucos. Que el nuevo entable aduanero no fue sino• la ocasión de aquella revuelta se pone en evidencia porque, apenas apaciguada por la política contemporizante del citado virrey Guirior (redujo al mínimo los castigos), volvió a estallar con más impetu y saña. Atinadamente advirtió el fiscal don Ambrosio Cerdán y Pontero, que, de uno de los pasquines de Arequipa, copió el rebelde y principal jefe de la nueva conspiración, José Gabriel Condorcan– qui o Tupac Amaru, cuatro renglones de su manifiesto, « contra los. zánganos que quitan la miel y el panal a las abejas» 11 "'. La supresión de cualquier nuevo impuesto, la destitución del aduanero Pando, el perdón general, no habían logrado desvirtuar el fermento subversivo• que volvió a estallar tan amenazador en noviembre de aquel mismo año 1780. El 25 de junio de 1781 se reunía la Cámara de Indias para desig– nar sucesor del obispo Abad e Illana. La ciudad de Arequipa se ha– bía mantenido en paz, una paz armada, durante la revuelta tupa-· camarista en parte ya sosegada; sus principales fautores, con José Gabriel Condorcanqui, habían sino ejecutados. Pero, al compás de los avances militares, la atmósfera política se iba enrareciendo, por ciertos sospechosos contubernios de clero y burocracia criollas con varios elementos de la indiada rebelde. Delicada misión pastoral. Cada uno de los miembros de la dicha Cámara de Indias pre– sentó su terna de candidatos en votaciones distintas y por orden de. preferencia. Fueron propuestos en primer turno el obispo de Nica– ragua, don Esteban Tristán, consagrado en 1774 y consultado para los arzobispados de Guatemala y de Lima, por Arco y Porlier; el consejero Jimeno presentó a don Francisco José, obispo de la Concepción de Chile, doctor en Teología, obispo desde el año 78 y consultado para el arzobispado de Lima; Casafonda, al doctor don Antonio González. Pavón, deán de la iglesia catedral de La Paz, natural de estos reinos,. licenciado y doctor en ambas Facultades; Domingo Santos, al obispo, de Cartagena de Indias, fray Josef Díaz de Lamadrid, obispo desde el año 77. En turnos sucesivos, fueron propuestos por unos u otros. consejeros el doctor don Francisco Matienzo, chantre de la iglesia de Arequipa, bachiller, licenciado y doctor en Cánones, consultado para 11• Provisionalmente remitimos al lector, para más amplio informe \iOl?re este complejo, problema sedicioso, a los estudios siguientes: Daniel VALCÁRCEL, La rebeU4n 4e Tupac Amaru, México-Buenos Aires Zl96S; Boleslao LEwIN, La rebelión de Tupac Am~ru, 1¡}1,1~~ Aires 1967;. V •. PALACIO ATARD, Areche y Guirior. Observaciones sobre el fracaso 4e «11a visita al Perú, Sevilla 1946, 106 pp. (separata del Anuario de Estudios Americano$).
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