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332 EULOGIO ZUDAIRE de ella, contra sus propósitos reformistas? Puesto que ni el informe que le presentaron por diligencia del P. Simón de Torreslosnegros (que debió ser el que se trajo su secretario de visita) ni los que habían remitido al Consejo de Indias el gobernador de Cumaná don Pedro José de Urrutia y el obispo de Puerto Rico don fray Manuel Jiménez Pérez, ni el que unos años después (1784) remitirá el oidor don Luis de Chaves y Mendoza, provocarán en los consejeros sino elogiosos plácemes por la labor heroica de los capuchinos aragoneses entre los indios de aquella región 112 • La idea del estado decadente de las misiones capuchinas en Indias le seguirá hormigueando como una obsesión hasta el sepul– cro. Pero el Consejo de Indias, convencido de lo contrario, no dejará de propinarle tal cual diplomátka sacudida. Danle la razón en lo relativo a la falta de misioneros, cuyo reclutamiento gestionará dicho organismo con los respectivos superiores provinciales; y res– ponden a su petición de un custodio general en Caracas y de un procurador general en la corte con lo consultado por las tres salas de dicho Consejo y que aprobó S.M.: que continúe cada una de las provincias con sus respectivas comisarías y que, para solventar los problemas misionales con el rey y sus ministros, resida en la corte un procurador general de todas ellas, el cual ejercerá su cargo por siete años, al cabo de los cuales la provincia a la que corresponda presentará tres candidatos de entre los cuales S.M. escogerá el que tuviere por más apto. Fue el primero en ejercer dicho cargo el P. Jel'ónimo de Gibral– tar, que tomó posesión a 12 de julio de 1782 y al cual siguió, por renuncia, el P. José Bernardo de Espera, también de la provincia de Andalucía, desde mayo de 1787. Residieron en el convento de S. An– tonio del Prado. Más tarde debieron de transladarse al de La Pa– ciencia, adonde pasó, por orden de S.M. de 6 de septiembre de 1788, el archivo de las misiones capuchinas en Indias, que desde 1720 se guardaba en Cádiz, residencia del procurador general. Una mínima parte de aquellos fondos vino a engrosar el de manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid 113 • La mitra pesada de Arequipa El 1 de febrero de 1780 había fallecido don Manuel Abad e Illana, quinceavo obispo de Arequipa; al mes exacto del primer pasquín revolucionario de aquella bien poblada urbe, « celebrada por 112 BUENAVENTURA DE CARROCERA, Misión de los Capuchinos en Cumaná, 1, cap. XXV y XXVI. 113 « Informe del Consejo de Indias sobre nombramiento de Procurador General de las Misiones Capuchinas en América... », Madrid, 18 de julio de 1788, en: AGI, Caracas, 967 transcrito por BUENAVENTURA DE CARROCERA, op. cit. III, 516-527 (cf. vol. I, 453) y por FROILÜL DE RIONEGRO, op. cit. 207-210.
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