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306 EULOGIO ZUDAIRE m1s10neros ». No fue éste sin embargo el plan de aquella expedición recién llegada de España. Aunque otra cosa afirme el P. Altea, no pasó el P. Pamplona a Santa Fe a entrevistarse con el virrey, porque le persuadió el goberna– dor que era preferible esperar al nuevo (Flórez), y hablarle despacio. Aquellas largas permanencias en Cartagena de Indias, una de las ciudades más opulentas del Nuevo Mundo, con albergue en casa del señor gobernador, contrastaba tan duramente con la vida trabajosa e insegura del resto de los misioneros, que debió de causar cierto desazón en ellos, pues ni faltaron críticas muy duras ni religiosos, como los PP. Buenaventura de Bonifairó y José de Onteniente, que pidieran el regreso a España. Solamente uno manifestó estar contento con su suerte, el P. Miguel de Tabernes 46 • Quien realmente debía estar satisfecho, aunque no lo manifestara, debió de ser el P. Francisco de Castells, que « se había hecho dar la parroquia vacante ·por muerte <lel P. Benito de Benicarló », según carta única al P. Pamplona en res– puesta a las cuatro que él le había escrito. Tampoco había resollado el padre prefecto, al que había enviado no menor número de mensajes. « ¡ Qué gente! - comenta fray Miguel -. Pareze que entrambos an emparentado con un animal que en sola esta parte del mundo se alla y he yo visto; que mui propiamente llaman pereza; sino que en lugar de conchas, tiene cerdas como un jabalí; y es aún mucho más lento que la tortuga, pues para adelantar un paso, ne– cesita de un quarto de ora; por más que le punzen y lo apaleen; y lo que ordinariamente haze es quejarse y moverse... Yo en contra– cambio estoi esperando el Plazet del Virrey para emprender mi Visita particular del Valle de Upar; que en la del Rio del Acha poco abrá que hazer, pues cada pueblo de los pocos que ai, está visto de una ojeada, y visitado en una ora; pero para andar las dos provincias, tendré que hazer más de doscientas leguas por tierra; y más de ciento por agua dulce y otras tantas por mar. Dios me dé fuerzas y pacien– cia; que de uno y otro necessitaremos » 47 • De los dos que le requirieron la obediencia para regresar a España, se le concedió al uno, P. José de Onteniente, por motivos de salud ' 48 ; al otro, después de atendida su demanda, se le trasladó, quizá a petición propia, a un poblado de nueva fundación, Apiezi o 46 APV, doc. 932-4: Fray Miguel de Pamplona al P. Albalate, vicario provincial de Valencia (Cartagena, 20 de agosto de 1775). En carta al duque de Híjar incluyó otra para el padre provincia]. 47 APV, doc. 932-5: Fray Miguel de Pamplonci al padre provincial de Valencia (Cartagena, 20 de agosto de 1775). Le remite adjunta una copia del memorial que dirigió al Consejo de Indias, y que debe ser el doc. 932-7, que luego comentaremos. 48 APV, Crónicas. III, libro quinto, cap. 17, fija su regreso a España en marzo de 1776.

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