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300 EULOGIO ZUDAIRE viviendas sin exceptuar la casa misional 26 y, en su borrachera, llega-– ron a beber chicha y aguardiente en los vasos sagrados y a amolar sus hachas en las aras "de altar 27 • Convienen los historiadores en atribuir a los métodos persuasivos y humanitarios del virrey don Manuel de Guirior, culto y liberal, y a su lugarteniente, el coronel don Agustín de Arévalo, la pacificación de los indios goajiros; pero don Manuel de Guirior, promovido a virrey de Nueva Granada en 1771, no tomó posesión hasta el 22 de abril de 1773, cuando estaban ya en marcha los planes pacificadores de su predecesor don Pedro Messía de la Cerda 28 • Con fecha 3 de octubre de 1773 podía comunicar al rey el obispo– de Santa Marta, fray Agustín Camacho, que había llegado el momento de reemprender la obra evangelizadora de los indios goajiros y chi– milas, que demostraban reconocerse súbditos honrados de S.M.; pero– que no se requerían menos de 20 misioneros sacerdotes para llevar a cabo tamaña empresa 2 '9 , porque el dicho señor obispo no disponía de personal; pues de los religiosos que en Santa Marta tenía la pro– vincia capuchina de Valencia, apenas si tres podrían arrostrar se– mejante cometido. El 18 de mayo de 1774 comunicaba el secretario del Consejo de Indias, don Miguel de S. Martín Cueto, al P. provin– cial de Valencia, en mensaje directo, el contenido del memorial de dicho señor obispo y le pedía, en nombre del mismo Consejo, que dispusiera « con la mayor brevedad en la forma ordinaria el apronto– de los 20 misioneros » 3 'º. En carta circular exponía el P. Andrés de Valldigna a sus reli-· giosos la excelente oportunidad que se brindaba de satisfacer su celo misional a cuantos se sintieran vocacionados 31 • Ofreciéronse 31 vo– luntarios, entre los cuales seleccionó veinte el definitorio provincial en sesión de 17 de agosto de 1774, todos sacerdotes; el más joven,. fray Félix de Gayanes, frisaba en los 30 y el menos joven, fray Miguel 26 En esta ocasión pereció entre las llamas el archivo capuchino misional que se con– servaba en el pueblo de Rincón, según relación del P. Pedro de Altea, en ANTONIO DE ALCÁCER,. op. cit., 167 s. 27 Sobre las diversas vicisitudes de la misión de Santa Marta y Riohacha cf. BALTASAR DE L0DARES, O.F.M.Cap., Los Franciscanos Capuchinos en Venezuela, II, Caracas 1930', 341-389, y ANTONIO DE ALCÁCER, op. cit., 143-188. 28 A falta de una monografía, remitimos el lector a las obras de. José COR0LEU, América. Historia de su colonización, dominación e independencia, I, Barcelona 1874, 337; Cayetano– ALCÁZAR, Los virreinatos en el siglo XVIII, Barcelona 1945, 246 (sus noticias son poco precisas). 29 Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 3570, en BALTASAR DE L0DARES, op. cit., 374 s. 30 APV, doc. 910~1; A1.eniorias históricas de la Mission, que esta nuestra Provincia de la Sangre de Christo tiene en Indias, de orden de Nro. M. Rdo. P. Fr. Andrés de Va/digna, Ministro Provincial de dicha Provincia. Año 1774, cap. 6, f. 10; doc. 955-1. 31 APV, doc. 955-1: Biar, 26 de mayo de 1774.
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