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FRAY MIGUEL DE PAMPLONA 299 por su convento de Monóvar, se inclinó fray Miguel de Pamplona, y allí le destinó el provincial P. Andrés de Tabernes de Valldigna. Pero para aquel entonces la madre de fray Miguel ya no vivía. No fue, por tanto, el amor filial lo que le impulsó a tomar aqueHa decisión un tanto extraña. Expedición a Nueva Granada Si es cierto lo que afirma el P. Bocairente, Monóvar fue única– mente la residencia oficial del P. Pa:np1ona, porque Carlos III, a instancias de su hija, la infanta María Josefa 23 , « le obligó a permane– cer en la Corte y a que reciuiese poco después las importantes comi– siones que le encargó para Mallorca y la visita general de las Missio– nes de este Reyno... y el establecimiento de las Missiones Capuchinas en esta capital» [Santa Fe de Bogotá]. Ni sabemos ni atinamos a barruntar qué tabardillo causara en S.M. la isla o alguna de las co– munidades de Mallorca para delegar en fray Miguel su diagnóstico y su remedio como visitador. No faltan en cambio pruebas, pese al incendio o dispersión de los archivos capuchinos en Colombia 24 , de las gestiones realizadas en aquellas tierras por fray Miguel de Pamplo– na, como visitador delegado del Consejo de Indias. A partir de 1692 se habían venido realizando gestiones entre la corte de Madrid y el comisario general de las misiones capuchinas ,en Indias, P. Gabriel de Andújar, para el establecimiento de ellas en la diócesis de Santa Marta y lugar de Riohacha, en respuesta al ge– neroso ofrecimiento de la provincia de Valencia. Fracasó el primer intento de evangelización (1694-1697) entre aquellos indómitos goaji– ros y cocinas. Por real cédula de 6 de mayo de 1725 se adjudicaron definitivamente a los capuchinos valencianos las provincias de Santa Marta y Maracaibo 25 • Tras las primeras internadas de los misioneros, protegidos por gentes de armas, entre los indígenas, llegóse, durante la prefectura del P. Antonio de Alcoy (1761 y 1768), a espléndidas realizaciones evangélicas y sociales entre los indios goajiros, cocinas y chimilas; pero en 1769, goajiros y cocinas sublevados (por la dure– za represiva, según se dijo, del gobernador de Riohacha, don Je11óni– mo de Mendoza) asaltaron los pueblos, asesinaron a cuantos blancos pudieron haber a las manos, excepto los misioneros, incendiaron las 23 Doña María Josefa Carmela, nacida en Gaeta en 1744, única superviviente de este nombre en la familia real española, fue mu_ier contrahecha, que vivió su forzada soltería en la corte de su padre Carlos III, en la de su hermano Carlos IV y en la de su sobrino Fernando VII, príncipe de Asturias, pues murió en 1804. 24 ANTONIO DE ALCÁCER, Las misiones capuchinas en el Nuevo Reino de Granada, S. 25 La misión de Maracaibo fue encomendada a la provincia de Navarra por real ,,cédula de 20 de abril de 1749.
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