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EN TORNO A LA REVOLUCIÚN CATALANA DE 1640 67 rrán (11), del Monasterio de Montserrat, confidente del Carde– nal Richelieu, y francés de cuerpo y alma. ¿No será del nú- siones a uña de caballo. Murió en Elizondo y fué enterrado en sepultura·· famosa, con las insignias y armas del convento-una media luna y un bácu– lo-en sitio pr,eeminente. El dispendio causado al monasterio fué grande y el premio nulo". Los servicios prestados por el reverendísimo Martín de Ma– yora fueron, sin duda, los de espionaje, ruinosos económicamente, a juzgar por el cronista. Con ellm; infundió tal optimismo en el Consejo de Estado, q_ue se decidieron las infortunadas empresas de Ziburu y Zocoa. Cúlpese del fracaso, no al señor abad, que informa con justeza, sino al señor Marqués de Valparaíso, que las acometió sin estar apercibido. Cfr. A. G. Simancas, F..stado, 2.656; E., 2.657, p·assim, y M. H. E., 13, Cartas de jesuitas, I, pági– nas 523-525, y II, pág. 7. La más completa informaéión que hasta el presente se ha publicado so– bre el M.onasterio de Urdax se debe a fray Calasanz de Urdax, capuchi.11.o de Lecároz. Según notas remitidas por el propio fray Calasanz, publicó Martín Elso "Le Royal Monastere de San Salvador: d'Urdax", en Gernika Busko– Yakintza, 1 (1947), 421-433. Tuvo dicho Padre la amabilidad dé facilitarnos la nota siguiente: "La mayor parte de las noticias inéditas sobre el Monas·· 1 terio de Urdax, que publiqué en La A vcaancha (año 1906), con fines de pro– paganda, durante la persecución de las Congregaciones religiosas en Fran- cia, están tomadas de los escasos documentos existentes en el archivo pa– rroquial de dicha villa. Corresponden al siglo XVIII y primer tercio del si– glo XIX." "Afortunadamente, antes del incendio del Monasterio con su Archivo, ha– bían copiado algunas noticias el P. Jusué, Secretario de la Comunidad, y el P. Echeverz, más tarde abad de la misma, el cual, como dice un manus– crito, "fué' infatigable en registrar el Archivo". "Pocos años después de la exclaustración pasó por el Monasterio el au– tor de "Lettres Labourdines" (Bayonne, 1869), H. L. Fabre, y preg}lntó por la biblioteca, "deseoso-escribe-de recoger algunas notas en las obras y manuscritos preciosos que contenía". La respuesta fué desconcertante: "Ya r.o hay biblioteca; la mayor parte ha servido de cama para los caballos, y lo poco que se ha salvado se encuentra en el extranjero." (11) En Consejo de Estado se examina la carta que retransmite el abad de Montserrat, del presidente de la casa benedictina de Narbona Bernardo Carbonen, condenado por Monsur •de Moxau, juez inapelable del Príncipe de Condé, a galeras y confiscación de todos los bienes de la casa monacal, si en término de un mes no dejan libre paso para Francia al monje francés Benito Ferrán o Ferrand, condenado a reclusión por espía y a internamien– to en Castilla, lejos de aquella frontera, "porque vee que le quieren mucho allá" (A. G. Simancas, E., 2.663; Consejo de E., 25 _de agosto de 1639). En el M. H. H., XXV, 408-415, se inserta la "Mémoire donné á Monseigneur

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