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64 EULOGH) ZUDAIRE, O. F. M. CAP, ramos, con estos apuntes nuestros, a hacer que el árbol no im– pidiera ver el bosque. INFORMES SECRETOS. Sería ing~nuo afirmar, a título de novedad, que Richelieu y· Olivares tenían montado un magnífico servicio de espi.onaje en las Cortes de sus reales enemigos. El espionaje, estructurado como sistema en el siglo xvr, es tan viejó como la primera célula social. Julio, "el home bueno", decía a Joas, hijo del rey Mora– ván, que todo príncipe "otrosí debe facer mucho por tener barrun:. tes y esculcas [espías] con sus contrarios, por saber lo que más pudiesse de sus fechos". Y a fe que bien practicaron este consejo 'los dos primeros mi– . nistros, el francés y el español, aunque con harta más fortuna aquél que éste. . Hubo espías a sueldo, como el oastellano que facilitaba a Mr. de Barrault todas las "Consultas" del Consejo .de .Estado y las "Memorias" que el Rey sometía a su deliberación, incluso aquella misma Consulta en que el dicho Consejo resp~ndí;:t a Fe– lipe IV que era absolutamente necesario celar al francés todos nuestros secretos designios (5); espías con cargo oficial, como ,Mr. de Peny, secretario de embajada del Rey Cristianísimo en la Corte española; tan hábil, que por sus· manos pasó gran parte de la correspondencia de España con sus dominios, según reveló el proceso incoado contra él por el Protonotario de Aragón, Geró– nimo Villanueva, en el año 1635; y con tan fieles• colaboradores, que, aun después de encarcelado, continuó desafiando las iras del Conde Duque, quien por este motivo mandó mudarle de prisión; (5) Paris. AAE. Oorre~,on<Jmnce Politique, Espagne, vol. 15, fols. 33~ 348: "Memorias y Despachos del Consejo de Estado que envía M:Í-. de Bar– rault a Richelieu"; vol. XVI, fol. 349: Carta de Mr. de Barrault ·a Richelieu, de Madrid, a 21 de enero de 1632. ,.

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