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EN TORNO A LA. REVOLUCIÓN CATALANA DE 1640 89 el señor Diputado a merced del Obispo de Orange y del doctor Morell y de toda la facción revolucionaria e inquieta, contra la que poco ha se deshacía en vituperios; y ellos tenían la plena seguridad de manajarlo a su antojo, "abusando de su timi– dez" (51). ¿ Dónde está aquel desinterés de que tanto se preciaba el se– ñor Canónigo? ¿ Y la valentía con que pareció retar a toda Cas– tilla, entre denuestos y bravuconadas? Luego el buen Deán, ¿ so– bre codicioso era tímido y flaco de sangre?... Si el sagaz Obispo de Cosserans, Mr. de Marca, hubiera leído las cartas del señor Deán a los Cardenales Barberini, ¿ acaso habría podido contener una maliciosa sonrisa? Cuando Marca le habló, no sin cierta sor– na, de proponerle para la vacante episcopal de Barcelona, del Rosso le miró "fixement entre deu:x yeux, pour voir si ie me mo– quois" (52). ¿ Por qué el señor Canónigo tomaba a burla la proposición? Y ¿ por qué el señor Visitador no se la hacía con sinceridad? Razones tenía el Canónigo de dudar de su propio prestigio y no faltaban motivos al Visitador para guardarle resentimiento. Pudo muy bien leer el Canónigo, en los modales fríamente cor– teses del Visitador, aquellos epítetos de "atolondrado, temerario, pusilánime, bastardo", con que le calificaba en sus cartas a Le (51) Baluz,e, 106, fol. 202: Marca a Le Tellier, Barcelona, 4 de octubre de 1650; ídem, fol. 306, carta de 14 de febrero de 1651. La insinuación que en esta última carta hace Mr. de Marca sobre los empeños de dicha facción para que don Pablo del .Rosso quedara en Barcelona cuando los otros Di– putados y Oidores del General se retirasen por causa de la peste, parece confirmada con los hechos, puesto que, cuando la entrega de Barcelona, el Diputado Eclesiástico se encontraba en ella. Cfr. M. H. E., XXV, 96. Ahora bien-continúa Mr. de Marca-según se lee en el registro de la peste de 1589, el biputado que permaneciere en la Ciudad puede obrar por sí, autó– nomamente. Todo lo cual viene a confirmar que el Canónigo don Pablo dei Rosso quedó a merced del bando rebelde al Visitador. (52) Baluze, 10.6, fols. 377-382: Marca a Le Tellier; Barcelona, 16 de ju– nio de 1651, fol. 381.

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