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"Con ocasión del proceder violento contra Castraccani-colec• tor apostólico ex,pulsado de Portugal por la Corte de Madrid (4 de s,eptiembre de 1639), por la defensa que hizo de los bienes eclesiásticos llamados capellanías-, había predicho Urbano VIII que el castigo del cielo heriría a España. Más pronto de lo que podía esperarse debía esto cumplirse. En junio de 1640 estalló en Cataluña una rebelión, la cual amenazaba ser muy peligrosa por efecto del apoyo que les prestaba Francia" (1). Sin afán de prejuzgar un fenómeno tan complejo como la re– volución y levantamiento de Cataluña en 1640-no tan complejo por su espíritu de rebeldía, como por las alianzas y eontubernios (1) Pastor L.: Histori,a de los Pap,as, XXIX, Barcelona, 1948, págs. 34 y siguientes. Pablo del Rosso escribirá, a primeros de septiembre de 1651, al Cardenal Barberin.i: "el Rey de Castilla está destrossado de todas partes por querer seguir un mal favorescido Olivares, que se toca con las manos ser milagro de Dios, pues no han echo caso de las execraciones y ruegos de un pontífice tan Sto. como el nuestro aconsejado por V. E. que le asiste el Spiritu Sancto, que no estimaua la jurisdicción ecclesiástica ny los Nun– cios' . Vaticano, Barb. Lat., 8.536, f. 39 v.

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