BCCCAP00000000000000000001075

EN TORNO A LA REVOLUCION CATALANA DE 1640 73 cos "aux résolutions de se lier a la France" se apela, como ra– zón política de buena vecindad, en la Instrucción despachada para Mr. de Harcourt, cuando la Corte de París le preconizó Lugarte– niente General y Virrey de Cataluña (18 de enero de 1645) (21). Verdad es que no todo nacía de gratitud sincera y pleito ho– menaje a la actividad subversiva de una parte del clero catalán. El ascendiente que los eclesiásticos tenían entre el pueblo pesa•• ba, y no poco, en la balanza política del Cardenal Mazarino. Si a esto se afiade la desazón que en muchos de ellos produjo la in– cierta aventura que estaba corriendo el Principado (22), ¿ cómo extrañar que la Corte borbónica tratara de captarse sus simpa- (21) Idem Baluze, 103, fols. 116--30 v. : "Instruction donnée a Mr. Le Comte de Harcourt s'en allant en Catalogne en qualité de Lieutenant Géné– ral et de Viceroy pour ses Majestez... du xv111e, janvier 1645": " ... qu'il recherche avec un soin particulier la bienveillance de tous les Ecclesiasti– ques, mesme celle du Chapitre de Barcelonne, en faisant !'estime convenable a leur profesion et aux temoignages qu'ils ont donnez de leur affection vers cette couronne, estant veritable qu'en toute la Province ils ont beaucoup contribué aux resolutions de se lier a la France", fol. 119. (22) Entre los "desafectos" a Francia se señalaron el Obispo de Urgel, don Pablo Durán, "a quien Dios le guarde no le coguen (sic) que no le val– drá el ser obispo", según se expresaba el Canónigo Pablo del Rosso en su carta a don Angelo Paracciani (Barb. Lat., 8.536, fol. 33; carta de febrero, 1641); .para la misma fecha se habían ausentado de Cataluña los Obispos de Elna y de Lérida (idem, fol. 37); éste tuvo que huir en septiembre de 1640. No tardó en seguirles el Obispo de Gerona; al de Barcelona obligaron a abandonar la ciudad por "malafecto" (ídem, fol. 45; carta de 17 de septiem– bre de 1642); de la misma fl,a,q_ue00, españolista estaba aquejado el Arcedia– no de Berga y Canónigo de Urgel, don Francisco Alegre, cuyo relato acer– ca del francesismo de su Cabildo es muy valioso (Madrid, B. N., manuscri– to 12.179, fols. 134-158); y de ella padecían todos aquellos clérigos contra los cuales intentaba el señor del Rosso poner en guardia al Cardenal Bar– berini (carta de 2 de junio de 1641) en la colación de beneficios; y de ella llegó a enfermar el Obispo de Vich, que en 1643 se entregó a actividades subversivas contra el dominio francés, "con gran éxito entre los eclesiásti– cos" (París, AAE., Oorr. Pol., Espagne, vol. 21, fols. :1.33-134: P. del Rosso a Mazarino, Barcelona, 12 noviembre de 1643); y de ella llegaron a adolecer, aunque tardíamente, elementos tan significados del anticastellanismo, como el monje Mom.paláu y el abad de Gamgans y diputado eclesiástico Amat Gis~ pert, el agente don Jaime Ninot, etc.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz