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EMPRESA DE LEUCATA 9 y noticias secretas, aunque no tan en secreto que dejaran de traslucirse al rey francés, que ya en junio y julio se disponía a responder al ataque es• pañol inminente, después del fracasado intento de Arpajon de saquear la campiña 'rosellonesa;º Había en la empresa encomendada al duque de Segorbe algo más digno y trascendental que un afán plebeyo de vengan– za por no se sabe qué injurias, y algo más noble que un simple anhelo de embridar a los catalanes/º metiendo, so pretexto de invasión, fuertes guar• niciones en sus presidios, aunque no se excluyera dicho propósito entre los fines secundarios de aquella concentración militar. Menos verosímil nos parece, por prematura, la maliciosa insinuación de Aubery: cortar a las gentes del Principap_o, mediante aquella avanzadilla en territorio ene– migo, toda posibilidad de aliarse con Francia, a la cual, según dice se pen– saba en Madrid, acabarían por recurrir en último extremo. Móviles más es– tratégicos impulsaron aquella empresa: descongestionar los frentes flamen– co e italiano, en lo que Gerónimo del Real concuerda con las manifesta– ciones de nuestros Consejos de Estado y Guerra, 21 replicar a las provoca– ciones francesas y anticiparse en el ataque por la frontera peninsular. Podía insistir el Conde Duque en que obligación era de quien había quebrado, pedir las paces, después de los inútiles empeños de nuestros em– bajadores en París, marqués de Maribel y D. Cristóbal de Benavides, por asentarlas; pero distaba mucho de procurar unas guerras que no sabia por qué ni para qué se hacían. 22 Y ése era en definitiva el verdadero objetivo rn Sobre los preparativos, intento y fracaso de la empresa de Leucata, A. G. S., Gue– rra antigua, 1182, grueso legajo, en que se trató de justificar la actuación del Rey y de sus consejos. A 24 de febrero, llegó Arpajon desde Ruel para atacar los condados: por pi• ques con el gobernador de Languedoc, Schomberg, desistió de su propósito. A primeros de junio se estimó inaplazable la ofensiva española. Luis XIII escribió a Richelieu el 2 de julio: «Je ne doute nullement que les espagnols ne veuillent entreprendre quelque chose vers le Languedoc». BEAUCHAMP, Louis XIII, pág. 312. 20 AuBERY, Mémoires pour l'hisfoire da Cardinal duc de Richelieu, recueillies par le sieur - - (París 1660), vol. III, l. VI, c. XLV, «Les mouvements de Catalogue», pág. 428. 21 G. DE REAL, Varios sucesos, pág. 8. 22 ,Alors le Comte Duc entendant ce mot de Paix mit son chapeau sur la table et dit un peu alteré: «Cómo, Padre? El-Rey, mi señor, hi<;o todo lo que pudo para empedir que no se quebrase; suplicó a su Santidad que embiase en París, et répéta deux fois, en Paris, un Cardenal viejo y anciano, porque un mo<;o más fácilmente se podía dexar enga– ñar y prometió de estar en todo lo que por él se determinara y no quiso el Po'nttfice, por– que es enemigo desta Monarquía y después se embió al Marqués de Mirabel poder abso• 93

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