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EL CARDENAL INFAN'l'E, VJ.RREY DE CATALU~A :i.7 su honor y en su fuero la capital, se sentirán con ella humillados y, ofendidos el cuerpo de la aristocracia y el de la. burguesía dirigente, y contribuirán, con su apoyo, al disentimiento de Barcelona, al fra– caso de la última coyuntura para el arreglo de las diferencias entre la Corte y el Principado. Con estilo narrativo, sobrio y humorístico, da cuenta del percance el Infante Virrey a su hermano D. Felipe: "Oy se ha heqho la solem– nidad del juramento en los cargos de Lugar Teniente y Capitán Ge·· neral. .. Luego que entré en la Yglesia en el lugar en que acostumbran cubrirse delante de los virreyes, se cubrieron (los conselleres) y yo me diuertí como que no lo vía, en el ínterim que Juan Lorenzo de Vi– llanueva les dixo que se descubriesen, pues vian que el Duque de Car– dona iba de la misma manera" (45). El Conde de Oñate se lo había indicado y el Duque lo aceptó como servicio al Rey. Cuando entraron en la iglesia, cubrióse el Infante; hicieron lo mismo los conselleres; pero al refregarles Villanueva con el ejemplo del prócer, vacilaron, se descubrió el Conseller en cap y a su ejemplo los otros, que perma– necieron en. tal guisa durante la ceremonia. Los jurados del Consejo de Ciento rugieron de indignación y con·– vocaron al pleno, aunque semejante convocatoria era de competencia exclusiva del primer conseller. Durante la asamblea les motejaron de cobardes por no haberse salido de la catedral cuando recibieron la afrenta, y acordaron despojar al en cap de la presidencia del Brazo Real en Cortes y de .su gramalla. El Cardenal Infante logró· frenarles por el momento, mediante la promesa, transmitida por el Dr. Viñes, de conservarles todo privilegio que fuese asentado, no nuevo o du– doso (46). ¿ Cómo no se evitó un incidente que estaba previsto? Porque nadie ignoraba que dos años antes habían rehusado los conselleres despedir a la Reina de Hungría, al manifestarles el mayord<>mo de cámara que en el acto de la entrega del donativo debían permanecer en cabellos. Y en el despacho que desde Montserrate cursó Felipe IV para su her-• mano le manifestaba que los conselleres le habían expresado su vo– luntad de cubrirse como Grandes, según acostumbraron hacerlo ante el abuelo y el padre de ambos; que él deseaba darles entera y pronta (45) ACA, OA, 278.23. carta del 26 de mayo de 1632. (46) ACA, OA, 278.7. Consulta del 5 de junio de 1632.

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