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74 EULOOIO ZUDAIRE HUARTE Por las delaciones de unos indios Quispe y otros Conderpusa llegóse al. convencimiento de que se preparaba un nuevo levantamiento general. Se arrestó a los cómplices en acción repentina y eficaz. El intento fra– casado del «espejero» de Huarochiri, Felipe Velasco Yupangui, vino a ratificar lo que ya se tenía por comprobado. Se les formó proceso, en que intervinieron como informantes los corregidores de Quispican– chi, Ramón Necochea, y de Tinta, Francisco Salcedo, y los mismos reos por ellos capturados; y como jueces comisionados, el coronel don Gabriel de Avilés y el experto en causas sediciosas don Benito de la Mata Linares. Y el 19 de julio de 1783 se observó con los cuatro reos condenados a la horca el ceremonial que Areche había prescrito en el proceso anterior. Fueron cuatro los condenados a horca: Ramos y Lu– cas Jacinto, Diego Cristóbal Tupac Amaru y su madre, Marcela de Castro. Con el principal rebelde dióse, por su reincidencia, una singu– lar novedad: los verdugos Felipe Quinto y Pascual Orcohuaranca en– cendieron brio&a hoguera, arrimaron a Diego Cristóbal y, «tomando en la mano las tenazas bien caldeadas, descubriéndole los pechos, acome– tieron la operación del tenaceo e inmediatamente lo subieron a la hor– ca». Siguióse el descuartizamiento y distribución de miembros, a las cuatro de la tarde de aquel mismo día (144). De los 133 presuntos reos (los unos conspiradores, los otros no más que por vástagos del linaje Tupac Amaru), quedaron 69 en las cárceles del Cuzco, entre ellos cinco menores de doce años. El resto (salvo los cuatro ajusticiados) recobró la libertad, apenas recibido el decreto virreinal. Destino común de los encarcelados: el destierro fuera de aquellos reinos; unos al presidio de Africa, otros a la península, en donde su majestad mandará distribuirlos por provincias, socorridos con una pensión vitalicia; pues su único delito se cifraba o en una colabo– ración menos culpable o en su apellido Tupac Amaru. De todos los condenados a deportación, unos veinte llegaron al puerto de Cádiz, en los navíos de guerra El Peruano y el San Pedro de Alcántara, que naufragó a la altura del cabo Peniche (Portugal). Mariano Condor– canqui y Andrés Mendigure perecieron, como otros varios, en la tra– vesía. Se salvaron Fernando Tupac Amaru, hijo menor de José Gabriel, (144) AGI, Lima, 1045, cinco cuadernos de procesos, y Charcas, 598. Diversas representaciones del virrey Jáuregui, desde 5 de marzo de 1783 a 1 de abril de 1784; AGI, Lima, 666, y Lima, 1045. Recurso del protector de naturales del Cuzco contra el tenaceo de Diego Cristóbal, Archivo Nacional de Lima, ap. CDIP, II-4, págs. 222- 224; AGI, Lima, 1046, cuaderno 6, sentencia y ejecución.
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