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ANALISIS DE LA REBELION DE TUPAC AMARU 63 nueva formación Valle-Campero, desde Urcos hasta Combapata, que se consideraba el antemural de Tinta. Con ráfagas de fusi~ería, despeño de galgales. y calculadas descargas de un pedrero que; por su ligereza, fue transportando de cerro en cerro, su hostigación se hizo irritante. Al remontar la quebrada, hallóle el destacamento de vanguardia del ma– riscal, en pampa rasa, en actitud de oponer resistencia. Si entabló com– bate por audacia o por necesidad imperiosa es difícil precisar; pues bien pudo suceder que la infantería ligera, que avanzaba en descubier– ta, se le presentara de improviso, cuando él estaba pendiente del grueso de la tropa. Sin apenas enfrentamiento, luego de cruzarse los primeros fusilazos Tupac Amaru volvió grupas; y sin reparar en un vado cercano, lanzóse en medio de la corriente impetuosa del Vilcanota y no paró en su carrera hasta Langui. La intrepidez y el vigor de hipógrifo violento de su caballo le salvaron del naufragio y de la captura. Pero se había eclipsado su estrella. Y donde esperó resguardado, vióse prisionero (día 6 de abril). Uno de sus capitanes, Francisco Santa Cruz, conjurado con Ventura Landaeta, coronel forzado del rebelde, y con Juan Anto"' nio Sarabia y José de Aragón, le retuvieron esposado hasta el momento de entregarlo. Ni con la oferta de 200.000 pesos logró sobornar– les (125). Desde Langui, escoltado por un piquete de dragones, llegados de Sicuani, y otro que destacó el inspector del Valle, fue trasladado a Tinta, cuya plaza mayor pudo ver su retrato colgado de la horca, tal como lo habían encontrado las fuerzas. liberadoras. Para el día 7 de abril de 1781 habían sido )'ª arrestados su mujer, dos de. sus hijos, la cacica de Acos y nutrida copia de sus partidarios. Con licencia del mariscal, escribió José Gabriel sendas cartas a su hijo Mariano, a su sobrino Andrés y a su primo Diego Cristóbal, invi– tándoles a deponer las armas sin temor ni recelo y a presentarse al ma– riscal del Valle, que se había portado como buen caballero (Tinta, 8 de abril). A sus coroneles, comandantes, comisionados, alcaldes y caciques de cada una de las provincias sublevadas, y que él consideró sus domi– nios, cursó aquellas órdenes de rendición y de futura convivencia que (125) Jáuregui al rey, Lima, 20 de abril y 5 de mayo de 1781, y a José de Gál– vez, 20 de abril de 1781, con 19 documentos anejos: AGI, Lima, 660. Declaraciones de Ventura Landaeta ante Mata Linares, en el proceso de José Gabriel: AGI, Cuz– co, 33, l. c., fol. 184. «Relación de gobierno» del virrey Agustín de Jáuregui, nú– mero 97.

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