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ANALISIS DE LA REBELION DE TUPAC AMARU 51 El obispo Moscoso mandó arrestar a los dos clérigos por haberse prestado a la pamema parlamentaria y pidió al coronel Avilé~. coman– dante de la plaza, que hiciera otro tanto con don Bernardo Lamadrid por haberla presidido y por haberse desmandado en su presencia con largas ponderaciones de José Gabriel Tupac Amaru como príncipe y señor dispuesto a coronarse en la antigua capital de sus mayores con los 40.000 partidarios que militaban a sus órdenes; ponderaciones que exageró entre la gente de la calle con cifras de sitiadores que no baja– rían de los 100.000. («Las. noticias de Lamadrid los ha sobrecogido con mayor pavor, pues sabemos, no son pocos los que por las noches se retiran a dormir en los conventos; Finalmente, que la consternación es ya general» (94). El plazo del rebelde transcurrió sin novedad. Durante más de cua– renta y ocho horas no• hubo otras señales de su presencia que descargas de pedreros y de fusilería, flamear de banderas y gallardetes, fluir y refluir de masas en un alarde de potencia ofensiva a vista ..de los cuzque– ños que temblaban en sus carnes. Esperaba José Gabriel qué de la ciu– dad, en donde no faltaban simpatizantes y de donde diariamente le lle– gaban múltiples mensajes, alguien bien situado marcara la hora H (95). Hubo escaramuzas no enteramente adversas al insurgente el día 6 de enero, fiesta de la Epifanía. El día 8 se riñó una batalla que inopina– damente resultó decisiva. Cuatro horas de choques violentos, una lluvia torrencial aliada con el anochecer y un. alto en la contienda. Ninguno de los adversarios puso al otro en fuga. El principal artillero de Tupac Amaru, don Juan Antonio de Figue– roa, logró zafarse con varios otros «coactos» después de haber cometi– do varios «sabotajes»: al atravesar un río había dejado deslizarse unas botijas de pólvora; cuando llegaron al collado de Picchu (no confun– dirlo con el Machu Picchu), por su buen arte se le despeiíó una mula con el mejor de los pedreros; inutilizó varios fusiles con pretexto de repasarlos torciéndoles las llaves, y en pleno zafarrancho asentó·. su cañón sobre tierra blanda y no sobre la cureña, de modo que con el peso de la culata y con la explosión levantaba el punto de mira y los tiros se arqueaban por encima de la compañ.ía de comercio, que impru- (94) Juan Manuel Moscoso· a Gabriel Avilés, Cuzco, 6 de enero de 1781: AGI, Cuzco, 77, fol. 35, núm. 180. (95) Moscoso a Jáüregui, Cuzco, 5 de enero de 1781: AGI, Cuzco, 76. Mata Linares a Jáuregui, Cuzco, 30 de junio y 1 de septiembre de 1783: RAH, Col. M!ita Linares, tomo 55, fols. 120-121 y 139v. /

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