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46 EULOGIO ZUDAIRE HUARTE Como «mujer legítima del Señor Gobernador don Josef Tupa Ama– ro, haciendo sus veces», manda que así españoles como indios reconoz– can por su coronel a don José Mamani y por capitán a don Simón Aymi Tupa, que no cometan extorsiones en los lugares por donde pasaren y que, cuando reconocieren ser criollos, «los traigan y llamen a nuestra bandera sin hacerles perjuicio alguno, porque no vamos a hacer daño a los paisanos, sino tan sólo a quitar los abusos de reparti– mientos y demás ·pechos y cargas ... Que nuestra Santa Fe se guarde con el mayor acatamiento y veneración ... Y en señal de buenos chris– tianos cargarán la insignia de la Santísima Cruz en sus monteras y som– breros» (83). Cuando concentradas las huestes emprendía José Gabriel la marcha hacia el Cuzco, Micaela Bastidas, por mejor atender a sn propia segu– ridad y la de sus hijos, cambia de residencia. El 29 de diciembre escri– be desde Sangarará al cacique Eugenio Sinanyuca, confinado en Tunga– suca, que envíe la ropa del cura de dicha doctrina y que procure sean bien atendidas las negras (las dos esclavas, según creo, que fueron de Arriaga), y el primero de año comunica desde Tinta a su Chepe que, a tenor de tres propios llegados desde Quiquijana, el enemigo se había adueñado de la capital de Quispicanchi (84). En cartas sucesivas le participa que continúa en su casa de Tinta «preparando municiones y armas de guerra» y dirigiendo las obras de fortificación del reducto en que esperan salvarse del adversario (85). Como «mi Señora Gobernadora» saludan a mujer de tantas agallas caciques, justicias y curas doctrineros. Y como a «madre de los pobres» se recurre a su generosidad política y económica. «Todos los domingos -le escribe su ahijado y capellán Antonio Chávez de Mendoza- les digo a Caciques y Españoles que echen toda la gente a guardar la persona del Inca.» «Envíeme vuestra merced -le ruega Antonio Bastidas- coca y aguardiente, porque esas especies son las que alimentan a nuestro ejército... Envíeme vuestra merced la largavista para mirar o divisar a los enemigos... pólvora y balas.» El cura doctrinero Pedro Juan de Luna se defiende contra las su- (83) Tungasuca, 13 de diciembre de 1780: AGI, Cuzco, 32, fol. 7. Los otros des– pachos a los «gobernadores» José Torres, Baltasar Cárdenas, Mariano Flores, Tomás Enríquez, del 15 de diciembre; y a los caciques de Maras, Agustín y Lucas Núñez de la Torre y Matías Canal (7 dic.). Copia en CDIP, II-2, págs. 357 y 332-333. (84) Autos del proceso de Micaela Bastidas: AGI, Cuzco, 32, fols. 88 y 39. (85) Micaela Bastidas a José Gabriel Tupac Amaru, Tinta, 24 de enero y un día no determinado del mes de febrero; ibíd., fols. 91-92 y 39.
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