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ANALISIS DE LA REBELION DE TUPAC AMARU 45 Molina y el sargento mayor de milicias de Paruro atiende a la provi– sión de vituallas y armamento. El lunes 11 de diciembre se encamina a Paruro «con i::idios de .todos los pueblos» para infundir ánimo en los de Acos y Acomayo, acobar– dados por la proximidad de una avanzadilla adversaria. «La mira que llevo es hacer más gente (después de contenerlos en estos excesos) para estar rodeando poco a poco al Cuzco, que se halla con bastante forta– leza según te previne en mi anterior, porque si andamos con pie de plomo todo se llevará la trampa» (81). Y Chepe responde a su Micaco (hija mía, hija de mi corazón) con sobriedad y sin réplica. Le notifica sus marchas y le señala aquellas prevenciones más precisas en hombres y en suministros. Sólo una vez parece conmo¾erse ante las llamadas angustiosas de su mujer, que teme por su persona y por sus hijos. «Sé que estás muy afligida y tu com– pañía lo mismo, y así no seas de poco ánimo. Si está de Dios que mu– ramos, se ha de cumplir su voluntad, y así conformarse con ella» (82). Por el mes de diciembre, cuando Micaela Bastidas dejaba su retiro de Tungasuca con el fin de foguear a los pusilánimes de la provincia de Chilques y Marques, su marido pareció resuelto a expugnar la an– tigua capital incaica. Y ella se le anticipó en reclamar en Tungasuca la presencia de varios caciques gobernadores, que sin excusa ni pretexto habrán de acudir por sus personas con toda la gente disponible, «sin reserva de indio ni español, para hacer la entrada al Cuzco y arruinar de raíz tantos ladrones perjudiciales». Se cuenta con la colaboración de las ocho parroquias de dicha ciudad y con las provincias de Uru– bamba, Paucartambo, Quispicanchi, Tinta, Lampa, Azángaro, Paucar– colla (Puno) y Carabaya. Cuando el destinatario es un indio tan leal como el «gobernador don José Torres», se limita la cacica gobernado– ra a expresar su confianza en la observancia de sus consigna~, sin oca– sionar otras providencias. Al inobediente, que reniitan bien custodiado «que tendrá pena de la vida». Cuando está menos segura de ser obe– decida, amenaza con «acabarlos de plano, como he ejecutado con los demás». (81) Tungasuca, 7 de diciembre de 1780, Micaela Bastidas a José Gabriel Tupac Amaru: AGI: Cuzco, 32, «Autos seguidos contra Micaela Bastidas», fol. 86. En el mismo legajo y en los procesos de los otros reos (Cuzco, 32, y Cuzco, 33) originales de múltiples cartas, órdenes y comisiones. (82) Coporoque, 30 de noviembre de 1780: ,:\GI, Cuzco, 3:3, «Quaderno Pri– mero».

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