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ANALISIS DE LA REBELION DE TUPAC AMARU 35 se le conocía en razón de su importante negocio de transportes, tuviera la osadía de atribuirse «el nombre sagrado de Rey» (53). Aunque por mejor seducir a los incautos simulara el rebelde en algunos de sus manifiestos haber recibido comisión del superior go– bierno para su intervención violenta, en otros de la serie primera, rubri– cados el mismo día 15 de noviembre, se presenta con autónomo seño– río: «Don Joseph Gabriel Thupa Amaro, indio de la sangre real de los ingas y tronco principal. Hago saber a todos los vecinos, moradores, estantes y habitantes... como los repetidos clamores que los naturales de estas provincias me han hecho incesantemente de los agravios que se les infieren por varias personas, como los corregidores europeos... y que pues yo, como el más distinguido, debía mirarlos con aquella lástima que la misma naturaleza exige y más con estos infelices. Mi– rando esto con el más maduro acuerdo y a que esta pretensión no se endereza en lo más leve contra nuestra Sagrada Religión Catholica, sino a suprimir tanto desorden... » Ni se menciona al monarca español ni menos sus derechos sobre aquellos dominios. Confía en la adhesión de los destinatarios y en la divina clemencia para el feliz éxito de su empresa. Y destinatarios debieron de ser los habituales de Lampa, Cotabambas, Paruro, Quispicanchi, Paucartambo, aunque sólo he halla– do ejemplares del edicto para Cuzco, Chumbivilcas y Carabaya (54). Con el avance de los días y de la marea revolucionaria parece reafirmarse en su mesianismo incaico como «D. Josef Gabriel Thupa Amaro, Inga por la gracia de Dios, descendiente de los monarcas que gobernaron este Reino del Perú», nombra justicia mayor y cacique de Colquemarca a Tomás Parvina, y como tal exhorta a los «españoles e indios» de la provincia de Chumbivilcas a que «de hoy en adelante vivan unánimes, amándose los unos a los otros, viviendo como Dios manda», pena de la horca a quien desobedeciera, pues le habían llega– do muchas quejas sobre el proceder vesánico de los indios con las caras blancas (55). Y a fuer de «Monarca de las Indias, por la gracia de Dios, como descendiente del Tronco principal de Catorce Monarcas que gobernaron este Reino como dueños de él y como heredero cuarto nieto, manda a sus queridos compatriotas» que colaboren con él en su (53) Cochabamba, 26 de febrero de 1781: Melchor Paz, Diálogo, I, págs. 345- 348; CDIP, II-2, pág. 510. (54) AGI, Cuzco, 33, l. c., fols. 100 y 103; AGI, Lima, 665. (55) Tinta, 17 de enero y 13 de marzo de 1781: AGI, Cuzco, 33, l. c., fols. 110 y 111.

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