BCCCAP00000000000000000001070
ANALISIS DE LA REBELION DE TUPAC AMARU 31 4. BANDO DE LA CORONACION 1 Ni fue el alzamiento acción improvisada ni la lucha por la sobera– nía obligada secuela de las circunstancias. El visitador Areche, que apenas recibió la noticia pudo percatarse de las aspiraciones al mando " supremo, pensó deducir de las circulares convocatorias despachadas por José Gabriel en apoyo de su causa que «este paso no estaba pre– parado». Mas cuando encaramado sobre el rimero de procesos atalayó la aventura pasada, no sólo pudo entrever que el rebelde había conven– cido a las diversas castas de su carisma incaico, sino que con tiempo las traía adoctrinadas, pues «apenas hubo provincia que no convocara de antemano secretamente para sacudir el yugo de la obediencia por medio de papeles eruptivos» (40). Creo que sólo el arresto y muerte de Arriaga fue lo improvisado. No de otra suerte se explica que caciques como Alk:ar y Guarnan Sulca, que se tenían por tan legítimos descen– dientes de los incas, le brindaran su adhesión incondicional, y que en época y tierras de tan difíciles comunicaciones se alzara tan presto un ejército de más de 20.000 voluntarios. Por el tiempo en que Manuel Ruiz de Castilla gobernaba la provin– cia del Cuzco presentó José Gabriel Tupac Amaru demanda de ciertos certificados en apoyo de su pretensión al marquesado de Oropesa. El corregidor debió de hacerse el remolón y acabó su mandato sin resolver dichas instancias. Dióle tanto enojo su fracaso que, según declaración propia ante el oidor Mata Linares, planeó sublevarse y con– sultó su decisión con su apoderado Mariano de la Barrera, con un tal Lucas Aparicio (españof o mestizo), hacendado en Potosí, un Herme– negildo Delgado, el cura Antonio Centeno y el traficante Montiel. Ardió su cólera como un volcán cuando, tras sus largas estancias lime~ ñas por los años de 1776 a 1778, florecidas por las esperanzas que en él hicieron reverdecer magistrados como Bravo del Ribero, Echeverz, Sierrabella y el fiscal Veyan, se abatió la frialdad burocrática de la real nares, IV, fol. 199. Moscoso-A. Jáuregui, Cuzco, 21 de noviembre de 1780: AGI, Lima, 639, «Quaderno Segundo», y Moscoso-Areche, Cuzco, 29 de noviembre de 1780: AGI, Cuzco, 76, ~ CDIP, II-2, págs. 297, 310, 317. Areche-J. Gálvez; Cuzco, 7 de abril de 1781: AGI, Lima, 1085. R. Sahuaraura, «Estado del Perú», en CDIP, II-1, págs. 354, 356, 363: «aun a las indias que eran comadres o "habían casado con españoles e tenían camisa las mataban a palos». (40) Areche-J. Gálvez, n. 249, Lima, 22 de diciembre de 1780: AGI, Lima, 1084. Id. íd., Lima, 2'.l de julio de 1783: AGI, Lima, 1087.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz