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CAMPOMANES, DESAI\IORTIZADOR DEL MONASTERIO PREMONSTRATENSE DE URDAX (NAVARRA) Diversos e interesantes estudios se vienen publicando sobre el si– glo XVIII español, singularmente en torno al quehacer político de la generación carolina, que, con el monarca, la constituyen Aranda, Roda, Floridablanca, Azara, Campomanes y sus inmediatos colaboradores, clérigos eminentes algunos y laicos de formación economista varios de ellos: generación de filantropía paternalista, de acentuado regalismo y, como consecuencia, de un cierto regusto anticlerical, aunque a veces resulte paradójico. Como la tónica de esos ensayos ha trascendido hasta los manuales de historia, huelgan reiteraciones. Me ocurre únicamente advertir, sin pretensiones de novedad, que el regalismo ni es del siglo XVIII, ni es– pañol, ni borbónico. Estallaron brotes en todas las ramificaciones po– líticas de la frondosa jurisprudencia romano-cristiana, cuando no las encortezó el cesaropapismo más impermeable. Difiere el siglo XVIII, español y europeo, de los precedentes, en una actitud de guardia per– manente ante la Iglesia católica, en franca hostilidad a veces, aunque no tanto entre los políticos como entre los llamados filósofos raciona– listas. Si la expulsión de la Compañía de Jesús rezumaba determi– nada clerofobia, no faltó el resentimiento clasista ni una extremosa y desatentada interpretación de la razón de estado. Es la misma que ins– pira la Regalía; de Desamo:tización 1 y el Juicio Imparcial de Campo- 1 Analiza el motivo y las incidencias que provocaron dicho escrito de Campo– manes JúsTO FERNÁNDEZ ALONSO en el El «Tratado de la Regalía de Amortizaci6n> de Campomanes y el primer proyecto de Ley general de amortizaci6n a través de los despachos de la Nunciatura, «Hispania sacra» II (1958) 65-81. Sólo en un ambiente tan regalista como el del siglo XVIII se explican los elogios que prodigaron a dicho Tratado censores eclesiásticos de toda solvencia. 37

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