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294 L. IRIARTE el banquete de Francisco y Clara en la Porciúncula (c. 15); la consulta de Francisco a Silvestre y Clara, cuyo relato parece derivar de una tradición oral diversa de la utilizada por san Buenaventura (c. 16); la permanencia de san Francisco enfermo en San Damián (c. 19); la bendición de los panes por mandato del papa con la aparición de la cruz en ellos (c. 33); la Navidad de 1252, relato muy evolucionado (c. 35); la comprobación de las llagas de san Francisco estigmatizado (Ll IV). Pero la tendencia más típicamente franciscana a esa evolución es la de descubrir conformidades en la vida y en la misión de san Francisco, viéndolo ya sea figurado en personajes del Antiguo y del Nuevo Testamento, ya alambicando el tema de la semejanza del Santo con Cristo, hasta llegar a la concepción axiomática: Franciscus alter Christus, que culmina en el voluminoso De conformitate de Bartolomé de Pisa en el siglo x1v. 18 También a santa Clara, si bien en menor grado, fueron aplicadas algunas figuras bíblicas. Por ejemplo, Servasanto de Faenza, en su Meditatio pauperis in solitudine, establece, entre otros paralelismos, el de Francisco nuevo Adán-Clara nueva Eva. Así como Dios dio a Adán una «compañera semejante a él» en Eva, dio también a Francis– co, nuevo Adán, adiutorium simile sibi de costa eius, de latere eius, id est de gente eius, de civitate eius. Más audaz fue el paralelismo Franciscus alter Christus-Clara al– tera Maria. Ya en el proceso de canonización las hermanas de San Damián declararon a coro, ante el obispo de Espoleto, que «todo lo que había de santidad en cualquier santa, después de la Virgen María, se puede verazmente decir y atestiguar de madonna Clara» (Proceso XV,3). El autor de la Leyenda va más allá al presentarla como Dei Matris vestigium, nova capitanea mulierum: modelo de santidad femenina, del mismo modo que otros santos son modelo de santidad masculina bajo la guía del Verbo encarnado (LCl Proem). La expresión del biógrafo pasó inmediatamente a la liturgia con un himno, atribuido a Alejandro IV. El paralelismo recibiría en san Buenaventura un bello desarrollo espiritual al exhortar a las clarisas: 18 Cf. L. lRIARTE, Figuras bíblicas «privilegiadas» en el itinerario espiritual de S. Frqncisco, en Sel Fran n. 28 (1981) 127-143.

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