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CLARA DE ASÍS EN LA TIPOLOGÍA HAGIOGRÁFICA 293 Todavía Urbano IV, en el proemio de su Regla para las clarisas, repetirá lo que ya era un lugar común: Beata Clara, virtute clarens et nomine (BAC 328). Al formarse el Oficio litúrgico y la Misa de la Santa, himnos, secuencias, antífonas y responsorios hallarán en ese tópico un fácil motivo de combinaciones ingeniosas, como lo hallarán igualmente las laudas y los gozos de la poesía extralitúrgica. Y se ha perpetuado hasta nuestros días. Sirva de ejemplo el título de la biograña de Daniel Rops: Clara en la claridad (Barcelona 1967). Aun en la devoción popular aparece la huella del influjo del nombre: en Francia santa Clara es invocada como abogada contra las dolen– cias de los ojos, porque elle fait voir clair. 12. CLARA «ALTERA MARIA». HACIA EL MITO DE LAS «CONFORMIDADES» En los siglos de la alta edad media era, generalmente, el pueblo el que creaba el mito en torno a los santos que obraban más sobre la fantasía colectiva. Pero no ocurrió así en el caso de Clara de Asís. Es posible que el misterio de la lejanía claustral favoreciera una venera– ción reverente más bien que el entusiasmo de la devoción tangible. No es que Clara no fuera conocida ampliamente, como consta por la documentación ya examinada; pero puede decirse que era la irradiación de una «lámpara escondida», la fragancia de un perfume oculto... Los habitantes de Asís se sentían protegidos por la oración de Clara; en el proceso figuran varios milagros realizados por ella en personas que le venían presentadas no sólo de Asís, sino aun de otras ciudades de la comarca, debido a la fama de santidad de que gozaba. La Leyenda describe la afluencia masiva de los habitantes de Asís en cuanto se esparció la noticia de la muerte de Clara: «la ciudad pareció quedar desierta», y lo propio ocurrió al día siguiente en la conducción del cuerpo a la iglesia de San Jorge (n. 48). Este hecho, que seguía siendo el signo público de la proclamación de la santidad de un siervo de Dios, fue decisivo en la dev'oción de la gente; los milagros se sucedieron copiosos junto a su sepulcro. No faltó a santa Clara el tipo de mitificación, o mejor, de evolución de formas históricas, que se observa, en general, en los relatos franciscanos de transmisión oral a medida que se alejan en el tiempo. Ninguna de las fuentes del primer siglo iguala a Actus-Fioretti en noticias relativas a la Santa. La mayor parte de ellas car~cen de credibilidad histórica o acusan una evolución legendaria. Tales son:
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