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282 L.IRIARTE El segundo estadio de las fuentes biográficas de san Francisco se inicia, como es sabido, con el tan traído y llevado «florilegio» de Greccio,,copiosa compilación de testimonios y de recuerdos, realizada en 1246 por los «tres compañeros» León, Rufino y Angel. Ese mate– rial, ordenado, sistematizado y manejado luego por Tomás de Celano, sirvió a éste para redactar su Vita II. Gran parte de esa vasta información, una vez utilizada por el biógrafo oficial, desapareció; pero una parte considerable se salvó afortunadamente y ha llegado hasta nosotros principalmente en la Leyenda de los Tres Compañeros, en la Leyenda de Perusa y en el Espejo de Perfección. Es la corriente biográfica conocida bajo el nom– bre de «grupo del hermano León», porque este discípulo íntimo del fundador es considerado como el autor principal de los relatos. La Leyenda de los Tres Compañeros solamente menciona a las damas pobres al referir la reconstrucción de la capilla de San Damián. Y aquí aparece por primera vez la noticia de la profecía de Francisco sobre el futuro «monasterio de damas, con cuya fama de vida santa será glorificado en toda la Iglesia el Padre del cielo» (TC 24). La menciona también Tomás de Celano (2 Cel 13) y santa Clara en su Testamento. La Leyenda de Perusa ofrece algunos datos de singular interés, como el origen del cántico Audite poverelle (LP 85), el último saludo con la Qendición a Clara y las hermanas, en una carta no conservada, y el adiós de Clara y su comunidad al padre difunto (LP 13). En este segundo texto hay un inciso significativo, reproducido literalmente más tarde en el Espejo de Perfección (EP 108) «La señora Clara, primera plantita de la Orden de las hermanas y abadesa de las señoras pobres del monasterio de San Damián de Asís, émula de san Francisco en la continua observancia de la pobreza del Hijo de Dios... ». Tomás de Celano omite todo el hecho en la Vita II, en la cual ni siquiera aparece el nombre de Clara. Se limita a repetir brevemente el elogio de las damas pobres, pero con el fin de prevenir a los hermanos contra el trato frecuente con las religiosas, preocupación disciplinar de los responsables de la Orden a la sazón (2 Cel 204s). Nos hallamos aquí ante la primera manifestación de la: doble actitud discordante en el seno de la Orden: una, la de la «comunidad», de distanciamiento de las «damas pobres», que trata de quitar impor– tancia a lo que Clara representa frente a la evolución de la rama

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