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-7- «Principio y funllamento».-Para ordenar la vida es preciso establecer pri– mero un centro de ordenamiento: Dios; un sujeto que ha de ser ordenado: el hombn,; los obstáculos para ese ordenamiento: las.· criaturas; y una disposición impresP-in - diblé: fa iridiferencia. Tal es el fruto del ejercicio del «principio y fundamento» que antecede a la primera semana. Primera semana.-Todos los ejercicios ·de la primera semana giran en torno a este ordenamiento y el fin es arrancar el desorden: 1.ºY el gran desorden; que es el pecado mortal; 2. 0 ) el pecado venial; 3. 0 ) el puro desorden; San Ignacio, aquí como en todos los demás ejercicios, va llevando al alma gradualmente, psicológicamente, en este arranque del · desorden. El primer JJhSO es el conocimiento del deso:r;,¡ien: a) conocimiento objetivo, con~iderando el pecaco en sí y tal como Dios lo ve: meditación de los tres pecados; b) conocimiento sujetivo: los, pecados propios. El segundo paso es el aborrecimiento de todo desorden, paso trascendental •Jn que el Santo procede también por grados, hasta llegar al aborrecimü¡nt!_) aun de la imperfección. · El tercer paso es la enmienda del desorden, q,ue puede ser ayudada por motivos más o menos perfectos: temor y amor. San Ignacio recurre fundamentti1- mente al amor; pero no omite el temor del castigo, ,<<si el amor no bastare». No . ;,.obstante, entre los directores de Ejercicios existe una tendencia generalísima a enfocar la primera semana desde el móvil del temor. ¿ Será esto ignaciano? · Las verdades que provocan estos frutos pardales de la primera semana son la de· los tres pecados, los pecados ·propios con sus repeticiones, que llevan al aborrecimiento de todo desorden por el camino del amor; la meditación del in– fierno por el camino del temor, «para que si µel amor del Señor eterno me olvidH.re por mis faltas, a Jo menos el temor de las penas me ayude para no venir en pe.cado.». Y, si todavía fuese necesario para lograr el fruto de esta semana, ,;e .. añade.n las meditaciones de la muerte y el juicio. Segunda semana.-El fin de la' segunda semana, la más importante y la rle · ·mayor,·duración (en los ·ejercidos de mes suele ocupar trece días) es reordenar la v~da internamente. Es la labor positiva correspondiente a la labor negativa de la ,primera semana. Y para lograrlo señala ahora también San Ignacio una norma de ordenación concreta: Jesucristo, en quién hallamos· al mismo tiempo el centro de referencia. Dios, y él su~eto de ordenación, la Humanidad de Cristo; Cristo, Dios y Hombre, modelo de vida ordenada. . También aquí hay un «principio y fundamento»: la meditación del rey tem– poral. • ' , PrQCE:]so: a) .la norma de ordemtción, Jesucristo, en v1s10n sintética; b) esa ,,i:i:i,isn¡.a}10~n¡.a ,Por facetas:' los misterios de la vida de Crist?. ·::. 1 Présentac.o el ideal, lleva San Ignacio al ejercitante: 1. 0 ) al conocimiento interno de es.e ideal; 2. 0 ) al amor interno de Cristo; 3. 0 ) al seguimiento de Jesucr•sto. ' , ·Es notable el paralelismo con la primera semana: conocimiento del desorden = conocimiento de Cristo; aborrecimiento del desorden = amor a Cristo; enmienda del desorden = seguimiento de Cristo. . Con esto ·el ejercitante está preparado remotamente para la reorganizaeou dé su vida. Sigue después la preparación inmediata para seguir a Cristo; y par.a esto, a fin de evitar engaños, se impone la revisión: 1. 0 ) del entendimiento, me– ., <liante la meditación de las do¡, banderas; 2. 0 ) de la voluntad, mediante los tres binarios~ ,3.9) del corazón o sentimiento,, mediante las tres maneras ·de humildiid. Porque puede suceder que, aunque al ejercitante le parezca que está dispuesto a seguir a Cristo, en realidad no lo esté, bien porque no entiende legítimamente eh. qué está e.l ,seguirle, bien. po1·que no quiere con eficacia, bien porque, queriendo, no. RSfá'idispuysfo a abrazarse. eón las humillaciones. El director de ejercicios discernii·á en cüá.l de estos puntos hay que hacer más hincapié según la disposición .:: dé Ji sujetos. · Y llega el momento de la elección y reforma de vida. Precede el «preámbulo
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