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-G- trabazón .de los Ejercicios y de cada una de sus partes, atendiendo más que m;da n los frulos pretendidos por San Ignacio. Para mayor unidad en la exposición reseñaremos en primer Jugar esta,; lt:c– ~ionl's y después las cuestiones particulares tratadas en los círculos de estudio. dejando para la última parte la; ponencias. l. CONTEXTURA DEL LIBRO DE LOS EJERCICIOS l. Contextura externa El libro de los Ejercicios consta de una introducción, cuatro partes co1T"'S· pondientes a las cuatro semanas y un apéndice. La introducción comprende el título, las anotaciones, el «principio y fundamento» y lo" documentos sobre exámenes. La primera semana consta de cinco ejercicios: los tres pecados, los pecado~ propios, dos repeticiones y meditación del infierno. Siguen diez adiciones. La segunda semana se abre col' la meditación del <<rey temporal» corno intro-– ducción con sus notas propias; después sig 1en los ejercicios propios de esta parte: las contemplaciones sobre la vida oculta de Cristo, el preámbulo para consider.11· estados; meditación de las «dos banderas», de los «tres binarios», «tres manel'a~ de humildad», preparación para elegir estado, los documentos de elección y reforma de la propia vida. Toda esta parte está subordinada a la idea de la elección de estado. La tercera semana contiene las contemplaciones de la vida dolorosa de Cri;;•!, y las l'eglas para ordenarse en el comer. La cuarta semana se compone de las contemplaciones de la vida gloriosa ,1e C1·isto, la contemplación para alcanzar amor, los tres modos de orar y varias reglas especiales. Vienen después los <<misterios de la vida de Cristo», las reglas para conc,i'er los espíritus, para distribuir limosnas, para conocer los escrúpulos y para serJi,– con la Iglesia. 2. Contextura interna Hablarell'os del fin general de los Ejercicios y del de cada una de las semar,,1s y meditaciones. a) Fin general de los Eercicios de San Ignacio Está expresado en la anotación 1," (núm. 1), en que San Ignacio da la (bfi– nición de los Ejercicios: «Todo modo de preparar y disponer el ánimo para quita1· de sí todas las afecciones desordenadas, y después de quitadas, para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida para la salud del ánima... ». Y en el título del libro dice: «Ejercicios espirituales para ve1 1 cer a sí mismo y ordenar su vida, sin determinarse por afección alguna que desordenada sea» (n. 0 21). Por lo tanto, el fin" de los Ejercicios es orden:;.r la vida. Directamente se trata del orden interno, pero indirectamente de la ordenación externa. El hombre ontol6- gicamPnÜ\ está onlenado a Dios cuando está en gracia de Dios; moralmente ordenado cuando, además, hace todo para gloria de Dios. Hay que comenzar, pues, por po1wr al ejercitante en gracia de Dios, y luego se ha de tratar de ordenar su vida. Dentro de este fin general se pueden encuadrar toda clase de ejercitant,?s. ya que todos tenemos algo que ordnar. Los Ejercicios no son sólo para tener vid:> espiritual, 8ino también para desarrollar y llevar a plenitud el principio vital, la gracia, mediante el ejercicio de la~ virtudes. Ha sido objeto de prolongadas discusiones entre los autores este punto del fin de los Ejercicios de San Ignacio. Hay quienes sostienen que no es otro que la elección de estado; para otros los Ejercicios son para ejercitarse en la oración, la mejor escuela de oración. En realidad se trata de meros aspectos particulclr"S del fin general señalado.

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