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Otro de los grandes éxitos de don Rufino es la revista que brotó del seno de aquel gr'.lpo; él era incapaz de escribir, pero vió la necesidad de dar continnidc!d y unidad a la obra, y no vaciló en hacerse escritór y creó un cuerpo de escritoreq, paralelo al de directores de ejercicios y formado con los mismos métodos. El título de la revista se escogió a gt1sto de don Rufino: ¡Surge! Primero salió OC'Jl– tamente; despertó gran revuelo y nacieron serias dificultades; pero todo fué su– perado. Previendo además que su obra habría de contin;iar a través del seminal'io, se preocupó de formar directores espirituales cuya influencia se dejase ::ent:r no sólo en el seminario, sino en toda la diócesis. En la actualidad funciona en el seminario de Vitoria una academia de directores de ejercicios y es ya toda mm generación de jóvenes que se forma para este apostolado. Junto a todo esto y como requisito imprenscindible don .Rufino hizo aparer,e1·, como de milagro, las Casas de Ejercicios administradas por el clero diocesano. Don Angel termina agradeciendo a los asistentes la atención y espíritu sacer– <iotal con que han seguido sus lecciones y confiesa hallarse sorprendido agnda– blemente, no ante nuestro apostolado, pero sí ante la p·1janza con que se le ha presentado la acción de los capuchinos en estos medios de influencia en las 111- mas. Lee el pasaje del Testamento del seráfico Padre sobre el modo de tratar con los sacerdotes seculares y lo comenta en el sentido de una creciente colaboración entre los hijos de san Francisco y el clero diocesano: ¡todos unidos en el sacel'– docio! Finalmente se levanta el P. Provincial para dirigir Ia alocución de clausura. No hemos hecho ~dice-- más que abrir el pozo ele la mina; resta explorar las galerías. Glosando la fiesta del día, la Transfiguración, podríamos decir tamhiér nosotros: «Bonum est nos nic esse»; pero es preciso volver a nuestra vida coti– diana, a la práctica rer,l de nuestros ministerios. Es preciso fomentar tambi,~n (,nt1·e nosotros c,sa «impersonalidad», que en parte ya se practica, de forma f1Ue el trabajo de los unos ,c;:rva de utilidad a 10" otrns en la dirección de ejercicio~ El P. Prnvincial reitera el ag;radecimicnto a don Angel Suq·1ía y a todos los, cursillistas por el ambiente de hermandad sacerdotal que ha reinado en las .~e– s.iones y concluye ofrecic 0 .ndo al profeso1·, como obsequio simbólico, la nueva edi– ción de «Los Ideales do San Francisco» del P. Fcldel', obsequio que don Angel aprecia grandemente. Se da fin al Cursillo con el canto solemne del lVlagnificat,

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