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--19-- c) Preparación por parte del director.--'-Lo ox-dinario es. qúe los ejercitairre,; se confiesen con el director de los ejercicios; es muy natural; pero hay qúe de– jarles en absoluta libert<td y dar·Ies a entender que puetlen Usar de ella: Pero tampoco ha de impedirles el directo1· esa .t0ndencia natutal yJa impediría; 1. 0 ) si se presentase en los 'ejeTcicios de una manera excesivamente persmial'. no diciendo la verdad, sino su verdad; 2. 0 ) por su incomprensión: ha de. se.r intole– rante con el pecado, ·pero comprensivo· con el pecador, y esta comprensión ha de aparecer hasta en su semblante exterior; 3. 0 ) por la falta de discreción; eldfrec– tor ha de ser hombre discreto; .nada de ligerezas o de expansiones poco serias; la seriedad es para el ejercitante garantía .de reserva del director; 4. 0 ) ·.. ha de ,;er además desinteresado: en cuanto ven, sobre todo las mujeres, que el director tier,e deseo de confesarlas, está todo perdido, d) En la misma confesión.-El acto de la confesión eh los ejercicios ofr,,ee grandes dificultades y la principal de todas es la falta de sinceridad, que obedece en parte al pudor natural, que conviene alabar en los penitentes. No ha de fiarse el director de lo que le dice el ejer-citante directamente; ha de tener en cuenta que todo penitente trae dos relaciones: una a flor de .labios, otra profunda; y hay que hacer apa:r:ecer ésta. Para ello se comienza por animarle indirectamente; se le deja decir primero lo que ha preparado; terminada su relación, se puede pru ceder bien pm el sistema llamado cronológico, es decir, haciendo un nuevo répaso de la acusación para aclarar y completar lo que el ejercitante ha declarado, provocando nuevas manifestaciones, bien por· el sistema psicológjco, intuyendc a través de la relación primera la preocupación central del penitente. · e) La confesión debe hacerse aJ final de la primera semana. Bibliografía 'r. Tü'l'H, Formación religiosa de jóvenes (Madrid, 1940, p. 397-443 (muy importante pa::-a lo confesión de muchachos). C. lVIA Rl\1ION, Jesucristo ideal del monje (BaT<:elona, 194\>), p. 19;0-218: (sobre el dulor). A. lVIORTA, Pláticas sobre la confesión en los ejercicios leves; en «S1Jrge». 1949, p. 128-124. STO. TOMAS, Summa Theol., III, q. 85, a 5 in corp (sobre la penitencia). TTSSOT, La vida interior (Barcelona, 1943) p. 32-130. F. TROCHU, Vida del Cura de Ars (Barcelona, 1932), p. 334 ss (sobre el mo– do de pr.oceder el santo con los penitentes). SAN FRANCISCO DE SALES, Introducción a la vida devota, II, c. 19. 2.-,LIBROS DE MEDITACION Y DE LECTURA Sobr8 el modo de ·entrenarse en la oración, que es uno de los fines parciales de los Ejercicios, pueden consultares: AMBROSIO DE VALENCIA, OFM Cap, Cartas a Teófila, que tiene capítulo~ muy prácticos sobre esta materia. STA. TERESA, Vida, c. 8, donde da una clásica definición de la oración: «Tratar de amistad con quien sabemos nos ama»; Libro de las fundaciones, c. 5, donde expone la sustancia de la perfecta oración, que <<no está en el. mucho pensar, sino en el mucho amar»; Jo primero no es de todos, pero lo segundo sí. Cómo entrenar a los ejercitantes en la oración En los ejercicios hay que dar al menos dos pláticas sobre la oración; su lugtír propio ES la segunda semána, después de lá confesión. Si se trata de un ejercitante vulgar, que no sab.e hace!' oración, hay que instruírle: 1. 0 ) en las oraciones vocales; y ante todo intuitivamente: que vea al director rezar despacio, con unción, las oraciones en común; •2, 0 ). desentrn– ñarles, en el momento oportuno, el contenido de las oraciones más corrientes t•n la vida, introducier.do en los ejercicios las oraciones. más• corrientes .en la. vida, introduciendo. en los ejercicios las oraciones que los éjercitantes rezan .'cad~1 día. Hace un buen papel en este respecto el devocionario del P. Vilariño titulado (El

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