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-14- 11. LOS DOCUMENTOS DEL LIBRO DE EJERCICIOS En el libro de los Ejercicios hemos de distinguir la exposición de las verdades y ciertos documentos u observaciones que san Ignacio designa con el nombre de Anotaciones y Adiciones. No basta. en efecto, proponer las verdades, que comti– tuyen la técnica lógica; esto no reforma la vida aunque reforme las ideas. Es ¡:in~– ciso provocar una crisis. En este fruto intervienen tres factores esenciales: Dios, el ejercitante, el di– rector. 1) Dios actúa: a) como luz, ilustrando el entendimiento con gracias actuale.~; b) como fuerza, obrando mediante los dones del Espíritu Santo, sobre todo en el momento.de la elección; c) como amor, atrayendo la voluntad (Anot. 2, 3, 15, 20). 2) El ejercitante tiene también su actuación imprescindible. Hay que insü;tir mucho en la necesidad de esta acción del ejercitante; cuando el ejercitante se con– duce pasivamente no hay ejercicios. Y debe actual t9do el ejercitante, el homl:re completo, con su entendimiento, voluntad, corazón y sentimiento. Actúa el ejercitante: a) en un sentido determinado, conforme al fin genenl de los Ejercicios; b) en un sentido concreto, en cada uno de los momentos de J.:,s ejercicios, sin adelantar nunca meditaciones posteriores; c) en un sentido sumi!'o y humilde, con absoluta docilidad a la acción de Dios; d) en un sentido generoso y amplio. (Anot. 2, 3, 5; adíe. 4). Todo esto hay que hacérselo comprender al ejercitante en el comienzo de ~os ejercicios. 3) El director de los Ejercicios.-Su actuación es fundamentalísima, pt>ro ha de guardarse de suplantar la acción de Dios y la del ejercitante, sino que toda su atención debe ir dirigida a fomentar ambas, poniendo al ejercitante en contacto con Dios. Actúa: a) proponiendo las verdades, escogiéndolas y presentándolas fielmenté, sin engañar nunca al ejercitante, y de manera acomodada a las personas; b) disi pando las preocupaciones, tanto externas como sobre todo internas. Es muy importante la anotación 20 sobre la soledad y el silencio. Hay que infundir a los ejercitantes, cualquiera que sean, el gusto de la soledad. San Ignacio ve en ella: l.º) un gran mérito ante Dios, lo cual no es poco cuando se trata de merecer la acción divina; 2. 0 ) una excelente disposición para recibir gracias de Dios, que se comunica en el silencio; 3. 0 ) un más libre ejercicio de las facultadt's. c) Actúa el director, finalmente, captando y orientando los problemas de tipo personal, ambiental, pasional, etc., que pueden tener ocupado al ejercitante. Es éste un punto muy importante. El tino del director se ha de mostrar principalmente en las pláticas, cuya materia la constituyen principalmente estos temas de las anotaciones. En la de introducción y del primer día convendrá que insista en la actuación de Dios y del ejercitante; pero no en el papel del director. Bibliografía A. SUQUIA, Pláticas e instrucciones del primer día de ejercicios; en «Sul'ge» 1948, p. 9-344. PEETERS, Hacia la unión con Dios por medio de los Ejercicios de san Ignacio. Bilbao, 1944. H. PINARD DE LA BOULLAYE, Les étapes de rédaction des Exercices ne St. lgnace. París. 1945. LUIS DE LA PALMA, Camino espiritual, 1.4, c. 31 (sobre las anotaciones l. KEMPIS, Imitación de Cristo, lib. 1, c. 20 (el silencio); c. 10 (la demasía de palabras); lib. 3, c. 3, 4 (sobre la acción de Dios). T. ARELLANO, S. J. El alegre vivir (sobre el silencio). Sta. TERESA DE JESUS, Camino de perfección, c. 21 (sobre la generosidad y determinación en el servicio de Dios; la entrega total).

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