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-11- Consta de dos partes: a) el rey temporal, b) el rey eternal; es decir, la parábola y la aplicación. Fruto explícito: oír el llamamiento de Cristo y segujrlo con presteza y eon diligencia. Fruto implícito: oír y seguir el llamamiento a la vida perfecta. Proceso.-1.ª parte: presenta un• rey - humano, elegido de Dios, reverenciado y obedecido de todo 0 • Este rey hace un llamamiento de conquista y pone por condiciones la parti– cipación en la lucha y la participación en la victoria. La respuesta al llamamiento ses en unos racional, afirmativa; en otros. 1 os cobardes y villano~, negaÜva. 2.'" parte: (el mismo plan) presenta un rey - humano, eterno, elegido de Dios, reverenciado, mucho más que el rey temporal. Este rey, que es Jesucristo, hace un llamamiento de conquista y pone tmn– bién sus condiciones de partici.1>ación en la lucha y en la victoria. E:ay asimismo dos respuestas: una afirmativa, la de los que se ofrecen a seguir a Cristo: «Los que. tuvieren juicio y razón ofrecerán todas sus per¡sonas al trabajo»; otra afirmativa también, pero más· generosa, ofreciéndose a un tn,– bajo difícil: seguir a Cristo en .~urna pobreza, en sumo sacrificio, en suma obe– diencia. Ohservaciones.-Respondiendo a las intervenciones de algunos cursillistas afirmó el profesor que no es esencial la. 1." parte del «rey temporal».-¿ Es actual? Sustancialmente, sí: también hoy hay caudillos que son obedecidos ciegamente; también hoy hay empresas grandes y heroicas que figuran en loR programas ,le esos jefes: independencia naciona,l, redención de la masa proletaria, etc.; y no faltan ideales muy elevados, exigencias de sacrificios, aun la muerte, y esto no con la mira puesta en el propio prov~cho sino en el bien de la humanidad... Pero accidentalmente no es necesaria; por lo tanto se puede adaptar a las concepciones de nuestros tiempos. No hay inconveniente en presentar como suj0to de la parábola al Papa, que llama a los católicos generosos a grandes empresas. Ciertamente hay que poner una parábola en la primera parte, sea cual sea, para preparar el ánimo. Otra cuestión importante y discutida: ¿_a qué empresa llama Cristo'? ¡ Ps conquista personal o colectiva? Es decir, podemos hablar aquí de Cristo R;~ en el sentido común. Se trata sencillamente del .«Si quis vult post me venire, abneget semPti¡J– sum... » Es, por consiguiente, la conquista personal, el establecimiento perfecto del reino de Cristo en mí mismo con mi colaboración. Con todo, bien pueden utili– z,arse resortes de apostolado en esta meditación para dar más eficacia a esa entrega personal, aunque la meditación esté lejos de ser directamente apostó 1 ica. ¿ Cohtiene una invitación al f!Stado religioso? Sí y no, ya que San Ignacio presenta tanto la pobreza actual, del estado religioso, como la es11iritual, propia de los que no hacen voto de pobreza. ¡, Cómo se ha de presentar esta meditación a los religiosos y sacerdotes'? Como una revisión del seguimiento de Cristo a que ya están comprometidos. Bibliografía. M. RICHARD, Bnfer, en «Dict. de Th. Cath», V, col. 28-119. Sta. TERESA, Vida, c. 32 (visión del infiei•no); Camino de perfección, c. 10 (el temor como medio de evitar el pecado). L. BILLOT, De Novissimis. Romae, 1924. T. TOTH, Creo en la vida perdurable. (San Sebastián, 1941). NJEREMBERG, Diferencia entre lo temporal y lo eterno. (Madrid, 1!J27) p. 478-500.

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