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-8- para. considerar estados»; .después yiene; laJn.:itel.'i~. dtl .~lecci<5n,. 4>.s tres tiempo, de elección con los dos modos del tercer tiempo; y aqut nos.·.}l;;tllamos otra vez con. la gradación clásica de San Ignacio: l.º) conocimiento de los estados de elec– ción; 2. 0 ) subjetivación de los mismos, para ver. cuál. me conviene a mí y averiguar la propia disposición; 3. º) decisión; 4. º) presentac;ión de la. decisión tomada, pri– meramente a Dios y luego al director; 5. 0 ) confirmación por parte de Dios y del director. Tercera y cuarta semana.-El fruto, en que coinciden estas dos últimas sema– nas, más breves que las anteriores, es confirmars(l eu la elección hecha. Para ello se dan al ejercitante dos móviles: 1. 0 ) el amor a Cristo doloroso; 2. 0 ) el amor a Cristo gozoso. · Muchos directores de Ejercicios suelen dejar fle lado este segundo móv;!; pero es reprobable este modo de proceder. b) Fruto particular del «principio y fundamento» Es. del número ele las meditaciones redactadas· en la etapa de París. Consta de cuatro partes: l.ª) «El hombre es criado»: conciencia de la contingencia humana. 2.ª «... para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y mt:– diante esto salvar su ánima»: finalidad del hombre. 3.ª)- «Y las otras cosas sobre la faz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado»: finalidad de las criaturas. 4.ª) «Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas ct,a– ,d.as ... ; en tal manera que no queramos de nuestra parte más salud que enfer– medad, etc.»: indiferencia ante las cosas creadas, que es la disposición necesaria para usar bien de ellas y condición fundamentalísima .en la ascética ignacian,1. Cam;eo de esta i!ldiferencia:_ todas la~ c~sas c~iadas; Es indife_rencia activa, no abulia o cansanc10 de la vida; una md1ferencia que se conqmsta a fuerza de lucha. · · Fruto del «principio y fundamento»: que quede bien grabado en la mente Las dificultades para este fruto nacen, 1. 0 ) de creer que es de tipo apologético, enderezándolo a resolver dificultades y objeciones; éstas no se resuelven en común, sino en privado; el que las tenga ha de presentarlas al director en su despacho; 2. 0 ) de• pretender darle un carácter sentimental o afectivo, como si se tratase de una verdadera meditación; San Ignacio se cuida de no darle este nombre; es un ejercicio de carácter iluminativo: grabar profundamente la norma de orden; no hace falta que el ejercitante sienta esta verdad. Se puede dar, bien er. forma de consideración didáctica, bien en forma de meditación, según sean los ejercitantes. Esquema del «principio y fundamento»: Centro de ordenación: Dios - creador, conservador, señor y dueño. Sujeto de ordenación: el hombre, dentro de la finalidad que D1os le ha dado - glorificación de Dios, salvación propia. Según convenga se podrá insistir en cualquiera de estos dos aspectos). Obstáculos: las criaturas, quff son - criadas, contingentes, etc., para el hom– bre, e. d., no para que las sirva o se naga esclavo de ellas, para llevarlo a Dios. (De aquí la necesidad de purificar y ordenar el afecto a las criaturas). Disposición: indiferencia. {En los ejercicios de cinco ·días str püede c/!;ustituir ésta; según los casos, por.. la meditación det bautismo: ordenación como cristiano r_· ·· · ·· · ·· · · · · e) Fruto particuJ;u de las meditaciones d~ 1~ l~a. _seinana No es otro que romper el desorden creado, a) por el pecado mortal, b) por el pecado venial, c) el simple desorden, y para esto, L 0 } conocerl.o,·prin).ero con un

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