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240 LÁZARO DE ASPURZ , mente más elevada que la protestante, por la inmigración reciente de exiliados de Europa oriental. Pero lo que ha inclinado la balanza a favor del catolicismo, en las estadísticas, ha sido en definitiva el número creciente de protestantes que, en los censos oficiales, se declaran sin religión. Véase el esquema del desarrollo desde el siglo '.XVII: Año Habitantes Protestantes Cat6Ucos Sin re!igí6n 1623 1.450.000 1.050.000=72,4% 400.000=27,6% 1701 2.000.000 1.670.000 = 83,5% 330.000= 16,5% 1800 2.100.000 1.750.000=83,3% 350.000=16,7= 1815 2.444.000 1.600.000=65,6% 827.827=33,9% 1859 (censo) 3.309.128 2.006.926=00,6% 1.234.486=37,3% 3.794=0,1 % 1899 » 5.104.137 3.068.129=60,1 % 1.798.914=35,3% 115.179=2,3 % 1922 » 7.086.900 3.656.758=52,1 % 2.455.044 = 35,0% 534.717=7,6 % 1947 » 9.625.499 4.076.449=42,5% 3.703.572= 38,6% 1.641.214= 17,0% 1957 » t 1.095.726 4.059.483=36,9% 4.422.825=40,2% 1960 » 11.480.000 4.088.123=35,8% 4.850.000=42,6% 2.140.000= 19,7% La distribución de los católicos es muy desigual: dominan en las provincias meridionales (95 % en Limburg, 90 % en Brabante), se aproximan a la tercera parte en las del centro, son minoría en las septentrionales (un 7 %). Suiza. - Las guerras de religión se prolongaron en Suiza hasta 1722, con intervalos más o menos largos; todavía el triunfo de los radicales en 1847 sobre los cantones católicos coligados puso una vez más en peligro la vida católica ; la última arremetida contra la adhe– sión a Roma tuvo lugar en 1873 con el Kulturkampf y en 1876 con el intento cismático de los «cristianos católicos» de Keller. Aun cuando hafiía cierto equilibrio entre el número de cantones católicos y el de los protestantes, la cifra de católicos apenas alcan– zaba, a fines del siglo XVIII, la cuarta parte de la población. Este desequilibrio fue reduciéndose paulatinamente en el curso del si– glo XIX y hoy la población católica ha llegado casi a alcanzar el nivel de la ])Oblación protestante. La causa principal hay que hallarla en la inmigración de extranjeros procedentes de países católicos, en especial de Italia; esta afluencia llegó a su punto culminante en 1910, año en que los extranjeros constituían el 12 por ciento de la población total, disminuyó en los decenios siguientes y ha vuelto a aumentar