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EUROPA PtOSTIUDENTINA 223 El Concilio pareci6 ignorar el deber primordial de la Iglesia de Jesucristo de extenderse por el mundo, y ello precisamente en unas fechas en que se estaba realizando el avance evangélico más espec– tacular en Méjico, Perú, Nueva Granada, Chile, Brasil y las re,gio– nes del Plata y, por la ruta del Oriente, después de bordear' el con– tinente africano, en la India, el archipiélago malayo y el Jap6n. Ech6se de menos en Trento, por efecto de un criterio muy discutible del Cons,ejo de Indias, la presencia de los prelados misioneros del Nuevo Mundo ; y eran ya veinte las sedes erigidas 30 • Al la asamblea tridentina, dominada por la tragedia de la cristiandad europea cuar– teada, s61o pudo llegarle el eco de aquella máxima manifestación de la vitalidad de la Iglesia a través de la euforia, positiva y progre– sista, del episcopado hispano-portugués, \consciente del momento histórico. Los papas anteriores a Trento habían descargado su responsabi– lidad misionera en los patronatos regios de Espafia y Portugal, las dos potencias descubridoras ; sus intervenciones en los asuntos de ultramar habían sido rarísimas y nunca por propia iniciativa. Es sig– nificativa una cláusula de Julio III, en su óreve de 20 de julio de 1554 a Felipe II: Nos igitur, de Praemissis certam notitia11-i non haben" tes ... 31 . Pero, apenas da usurado el Concilio, comienza a notarse e11 la santa Sede, cada vez con mayor urgencia, la conciencia de 1a su– prema responsabilidad en la evangelizaci6n del mundo. El primer paso hacia la centralizaci6n de la organi:1-ación misionera lo da san Pío V; avanzan en el mismo sentido Clemente VIII y Paulo V, y por fin es Gregario XIII el que da forma definitiva a la dirección pontificia de las misiones mediante la instituci6n de la Congregación de Propaganda Fide (1622). Para ,entonces Europa cat61ica, toda entera, vive ya de la preocupación evangelizadora 32 • De momento, dada la ocupsci6n misional del mundo pa1gano por las dos potencias evangelizadoras, el nuevo organismo dirige su atenci6n principal– mente a la tarea de la restauración cat6lica en Europa y a la labor entre los cristianos separados de Oriente ; después extenderá su En : «Razón y Fe", 131 (1945) 99-115. -- R. SÁNCm:z DE I,AMADRID, SI : E! derecho tri– dentino. Ibid., 127,-149. 20. C. BAYLE, SI : El Concilio d,e Trento en las Indias españolas. En : «Razón y Fe,,, 131 (1945) 257-284. 31. RAYNALD: Annales, 1554, 11í1m. 30. 32. Cfr. LÁZARO DE ASPURZ : La aportación extranjera a las misiones españolas del Patronato regio (Madrid, 1946) 145-167.

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