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lmROPA POS'l'TRIDF:N'l'!NA 207 Adversarios no faltaron en todo tiempo. Y casi siempre hallamos a san Agust!n traído y llevado entre los contendientes. 'Cuatro años después de la clausura del Concilio, Pío V tei:iía que conde~ar la doctrina de Bayo, profesor de la universidad de Lovaina, sobre la incapacidad del hombre caído para el bien, doctrina que él atribuía al doctor de Hipona.. Sigui6 después la célebi°e disputa de auxilii's entre tomistas y molinistas, y otra vez entraron en liza los textos agustinianos. En r640 aparecía el Augustinus, de Jansenio, de conte– nido muy pr6:~dmo al calvinismo, sistema que traería polémica para más de un siglo y crearía situaciones molestas en Francia, Bélgica y Holanda. Nuevas condenaciones de Roma y nuevo golpe para el agustinismo, hecho fuerte por algún tiempo en la universidad de Lovaina. Y fue entonces cuando Enrique Noris, eminente erudito agustino, más tarde cardenal, acometi6 la empresa de. salir en de– fensa del santo doctor con sus libros Historia Pelagiana y Vindiciae Augustinianae, que si tuvieron el efecto de agrupar a los te6logos de su Orden en un sistema cerrado de escuela, provocaron por otra parte fuertes ataques de las otras escuelas. Crey6se ver en la expo– sici6n de Noris sobre la justicia de Adán, el pecado or~ginal, la eco– nomía de la gracia y la predestinaci6n, una réplica del· jansenismo. La Inquisici6n española puso en el índice la HistQria Pelagiana, pero en Roma no se llegó a ninguna condenaci6n, más aún, el papa Ino– cencio XII elev6 a Noris al cardenalato y Benedicto XIV vindic6 su memoria exigiendo del inquisidor general español fuera retirado el libro del índice 15 • El agustinismo sobreviviría como una escuela más, pero los alum– nos deteología hallarían en adelante, entre los adversarios de ciertas tesis soteriol6gicas, a los ,augustinienses, presentados siempre como al borde de la herejía. Tamfüén las demás escuelas vivirán cerradas en sí mismas, en resignada decadencia; santo Tomás, Escoto, Suá– rez, más que maestros que .abren rutas, serán ens,~as de partido. Así hasta que, a fines del siglo xvm, comiencen a sentirse las sacudidas del pensamiento producidas po:- el iluminismo y el enci– clopedismo. Tales sacudidas no tuvieron tanta repercusión en la teo– logía cat61ica como en la protestante, pero produjeron cierto estado 15. E. PüRTAI.IÉ : Augustinianisme. En : · «Dict. de 'l'héol. Cath.», · I, 2488-2501.

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