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EUROPA POST'fRIDEN1'INA 203 ron por Italia en los comienzos del siglo xvr, por obra principalmente de Ettore Vernazza, Cayetano de Thiene, Gian Pietro Caraffa, Lo– renza Longo y otros insignes propulsores de la reforma antes del luteranismo 8 • Más destacado es aún ese carácter en los ((Cenáculos)) de influencia erasmiana, que proliferaron en Francia, España e Ita– lia, con marcada tendencia al ((evangelismo», en tal grado que una parte de sus corifeos dieron por fin en el luteranismo (Juan de Val– dés, Occhino, Vermigli), mientras que otros hicieron grandes ser– vicios a la verdadera reforma (Contarini, Pole, Morone, Vittoria Colonna, Seripando y su escuela agustiniana). El mal estuvo en que también la corriente humanista nórdica, e11 la que se formó Lutero, reconocía a san Agustín por guía. La devatio moderna, cultivada entre los canónigos regulares de san Agustín de la congregación de Windesheim y entre los Hermanos de1 la Vida Común, ya desde su origen poco afecta a la escolástica, echóse en manos del humanismo en los comienzos del siglo XVL En este ambiente recibió su primera instrucción Martín Lutero, discípulo primero de los Hermanos de la Vida Común en Magdeburgo, estudiante después en la universidad de Erfurt y en la de Wittenherg, ésta fundada en 1502 bajo el signo del humanismo, y finalmente profeso en la Orden de san Agustín. Esta coincidencia y el haber sacado tanto partido los luteranos y calvinistas de los escritos polémicos del santo doctor llevó al agus– tinismo a una coyuntura sumamente crítica. Casi todo lo que san Agustín dejó escrito sobre la concupiscencia como medio de transmi– sión del pecado de Adán y la corrupción innata de la naturaleza hu– mana, sobre la disposición del hombre libre bajo la acción de la gracia, sobre la predestinación inmutable a la pena o a la gloria, sobre los lazos que unen a los fieles entre sí y con Cristo ... , se halla en sus obras de carácter polémico : miran siempre a un enemigo a ~ quien combatir, un error que desenmascarar. Ese enemigo son unas veces los pelagianos, otras veces los donatistas, dos concepciones an– tagónicas de la economía total de la salvación. Los protestantes toma- .~ ron para sí los textos, no siempre medidos, dirigidos contra Pelagio; pero ignoraron positivamente los que tenían por objeto combatir el donatismo y que, por lo mismo, insisten en la naturaleza visible de la Iglesia, los lazos sociales y jerárquicos que condicionan la vida 8. Cfr. CASSIAN0 DA LANGASC0, OFMCap : G!i Ospedali degli lncurabili. Genova, 1938.

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