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84 Iriarte suave, dulce »; « justo, veraz, santo y recto »; « inenarrable, inefable, incomprensible, inescrutable» (Rnb 23,9,11). 4. Es la meta del itinerario que tiene por guía la pobreza Antes de su conversión el joven Francisco había comprobado hasta dónde tienden los hombres a absolutizar los bienes de que disponen o que ambicionan. Es cierto que le daba en rostro aquel culto que su padre Pietro Bernardone daba al dinero. Pero él mismo, en sus prodigalidades, absolutizaba otros valores, que también escla– vizan: las diversiones, la vanidad, la popularidad, la gloria. El relato de los tres Compañeros, que recoge los recuerdos personales de Francisco, contiene un toque bien significativo: desde el día en que se quedó ensimismado en la ronda con los amigos en fuerza « de la dulzura indecible que le llenaba el corazón», y sintió que algo fundamental se había modificado en su vida: « dejó de adorarse a sí mismo, y vio que, ante él, iban perdiendo interés las cosas que antes amaba..., se iba desvinculando de la superficialidad de las sugestiones mundanas... La gracia divina lo había mudado profundamente» (3 Comp 8, 10). Siguiendo adelante en la experiencia de aquel proceso de con– versión, añade la misma fuente: « Un día que estaba orando fervorosamente al Señor, oyó que se le decía: ¡ Francisco! si quieres conocer mi voluntad, debes des– preciar y odiar todo lo que has amado y has deseado poseer mun– danamente. Cuando te hayas decidido a hacerlo así, se te hará insoportable y amargo todo lo que anteriormente se te hacía atra– yente y dulce; por el contrario, las cosas que antes aborrecías te proporcionarán dulzura grande e inmensa suavidad» (3 Comp 11). Es patente la identidad de este recuerdo con la experiencia que el mismo Francisco ha consignado en su Testamento: « Lo que antes se me hacía amargo se me cambió en dulcedumbre del espíritu y del cuerpo ». Se trata de una trasposición, no de los valores en sí, sino de su manera de situarse ante ellos. Los valores siguen siendo los mismos - belleza, amistad, alegría, libertad... -; pero es él quien ha cambiado. Antes se abandonaba al goce egoísta de esos bienes: ahora los mira con respeto, con limpidez, con la nueva libertad del

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