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Dios el bien, fuente de todo bien 101 Toca al hombre libre reconocer esa verdad y dar a los bienes interiores y exteriores el debido destino. Y, desde el momento que todo bien es comunicación voluntaria y amorosa del Creador, « los bienes terrenos no son nuestros», nos han sido dados « en forma transitoria». En consecuencia, se debe atribuir a Dios todo bien, debe volver a él todo el bien que tenemos y todo el bien que realiza– mos; no hemos de reservarlo egoístamente para nosotros ni inutili– zarlo, sino que « lo hemos de enderezar a los demás» 17 • No es del caso seguir ese magisterio de Francisco en los escri– tores posteriores, especialmente en los místicos. Ninguno de ellos ha expresado con mayor precisión las ideas del Poverello, sin haberlo leído, que santa Verónica Giuliani (t 1727). En cada página de su Diario da a Dios el nombre de sumo Bien. Y acumula expresiones idénticas a las de los escritos de san Francisco: sumo y único Bien, eterno Bien, todo el Bien, Bien de todos los bienes, plenitud de bien; « no hay otro bien que Dios», todo bien viene de Dios, es de Dios y debe tornar a Dios» 18 • 17 Dada la multitud de textos, remito solamente a los más significativos: Opera omnia, Quaracchi 1882-1891, I, 40s, 44, 53, 746; II, 26s, 44, 51, 114, 191, 690, 700, 811, 817; III, 595, 630; IV, 7, 33s, 76, 108, 117, 442; VII, 151 422, 461, 464; VIII, 6, 7, 14, 110, 189; IX, 332, 479s, 516, 596, 694. 18 S. VERONICA GIULIANI, Un tesoro nascosto ossia Diario... Ed. O. Fiorucci, Citta di Castello 1969-1974. 5 vols.

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