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7 CLEMENTE DE MILWAUKEE Litterae circulares de editis Actis Congresszis lnterprovincialis (21-27 Nov. 1948) deque Normis in hodierno nostro Apostolatu servandis, 23 julio 1951, en An. Ord. Fr. Min. Cap. 67 (1951) 153-177. (Véanse sobre 1odo las normas 35 y 36, p. 171 s.) Litterae circulares Ministrorur/'I, Generalium triplicis familiae Minoriti– cae necnon Tertii Ordini~ R.egularis de Tertio Ordine Saeculari Jovendo, 17 septiembre 1%1, en An. Ord. Fr. Min. Cap. 67 (1951) 201-210. En la revista capuchina de la Orden 'I'ercclra Tertius Ordo aparecen estos últimos años numerosas aprobaciones de estatutos regionales o para determinadas clases de terciados. Así también, cada dos años aparece en la citada revista el programa que se debe desarrollar con respecto a los terciarios, en ,rden a su mejor formación y preparación para el apostolado. · 1.-LOS PAPAS, PROPAGADORES DE LA ORDEN TERCERA FRANCISCANA Y ya desde los umbrales del estudio sobre la Orden Tercera nos hallamos con un factor importantísimo: las recomendaciones que los Romanos Pontí– fices han formulado para que esta institución se propague por todo el mundo. No nos referimos a los tiempos pasados. Fácil nos sería redactar en' este sen– tido preciosa antología. Lo pasado, por eerlo, muchas veces parece resta efi– cacia alentadora. Son los últimos Papas quienes mejor han hablado de la Orden Tercera y quienes más han insistido en su importancia para la regene– ración del mundo actual. · El hecho es significativo por las ensefianzas que entraña. Sucesores de Pedro como León XIII y Pío X, verdaderas lumbreras del Pontificado, han expuesto con claridad sus puntos de vistE. sobre el tema, y no son escasas las consecuencias que de su consideración se pueden recabar. 1 LEÓN XIII Pocos Papas han estado aureolados wn la fama de aristocracia, sabiduría y modernidad como el inmortal León XIII. Sus grandes directrices sobre la constitución de los Estados es una muestra de la afirmación. Y puede decirse que su manía en pro de la recristianización de la sociedad actual y de la exuberancia de vida en ks cristianos fervorosos, fué la Orden Tercera de san Francisco. La afirmación podrá parecer exagerada; mas no lo es en realidad. Entre los graves· asuntos que trató y resolvió, siempre encontró un rinconcito, uno de los más predilecto~ para su favorita. León XIII amó la Orden Tercera durante toda su vida. Desde jovencito, dirá, he amado la Orden Tercera. Y en la famosa encíclica «Auspicato con– cessum,J: Nos gloriamos de haber sido ircscrito en la familia franciscana. A un obispo de Nantes que le hablaba de las asociaciones ,l~ QU diócesis, .,.1 nom-

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