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14 Las actuales, tin sú número 210, exhortan a los Superiores a qtte propaguen y establezcan en todas partes la Orden Tercera; los predicadores proclamen su excelencia y eficacia para el fomento y práctica de la vida cristiana. Las Ordenaciones Con exclusión de la Ordenación quinta del Capítulo General de 1549, nin– guna asamblea general de la Orden ha hablado de los terciarios hasta 1884. El P. Andermatt incluyó dos números en las que publicó dicho año. Siguiendo las huellas trazadas por León XIII, los Superiores y predicado– res deben promover por todas partes la sagrada institución, elogiándola por su dignidad y utilidad (n. 72). En todos nuestros conventos deben establecerse Hermandades; cuiden los Superiores provinciales y locales de propagar fuera de nuestras casas la Orden Tercera; donde existe con vida lánguida hay que reformarla; no sean difíciles en conceder facultades a los sacerdotes seculares para recibir terciarios, etc. (n. 73). Las Ordenaciones actuales hablan del tema en los números 273, 274, 275, 276, 278. Los Manuales Tampoco los Manuales antiguos mencionan la Orden Tercera. Ni el com– puesto por el P. Noto para toda la Orden capuchina, aunque no logró la apro– bación, ni los particulares de cada una de los Provincias antiguas de España. Es el primero, el del cardenal Vives, de 1890. Lo hace en los números 129, 375, 380, 489 y 524. Y el actual, en los números 148, 149 y 533. En conclusión. La legislación de nuestra Orden no se ocupó de los tercia– rios hasta que los Papas modernos exhortaron vivamente a que todos los . cristianos se alistaran en sus filas. Después no han cesado de inculcar que en todas partes se erijan Hermandades y se predique sobre sus excelencias. Superiores Generales Nos referimos a los últimos. Hasta que León XIII se pronunciara abierta– mente en favor de la Orden Tercera los Padres Generales no hablaron de ella. Y después, estamos en los tiempos del P. Andermatt, sólo cuatro han diri– gido importantes recomendaciones sobre la misma: Pecífico de Seggiano, Vigilio de Valstagna, Donato de Welle, Clemente de Milwaukee. Es decir, se nota una progresiva conciencia de responsabilidad en nuestros Superiores con respecto a este punto. Del estudio conjuntado de sus orientaciones se deduce: La Orden Tercera y los religiosos: Los más obligados a propagarla son los religiosos;. no hacerlo es claudicar de la propia vocación y traicionar la obra de san , Francisco; el P. Provincial debe cuidarla con sumo esmero ; es el primero y principal apostolado de nuestra Orden. Medios para fomentarla: los congresos locales, regionales, provinciales e

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