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322 LÁZARO· IRIARTE sitarios la halló, al menos en forma provisional, en la competencia y el tesón del joven profesor capuchino Francisco de Villalpahdo; Parte IL El curso filosófico de Francisco de· Villa/pando El padre Zamora dedica cinco capítulos al estudio de la vida y solven– cia científica del capuchino leonés, y al origen y contenido del curso filosó– fico por él compuesto. Había obtenido el grado de bachiller en cánones .por la universidad de Valladolid; a la edad de dieciocho años ingresó en la Orden capuchina. Cursó filosofía y teología bajo la guía de "lectores" abiertos al impulso renovador de la Ilustración,. que contaba con un sector influyente entre los capuchinos de la provincia de Castilla. Terminados sus estudios en 1766, al año siguiente era nombrado profesor. Su experiencia personal, muy negativa, del bajo nivel de la enseñanza universitaria y la desorienta– ción que él mismo hubo de probar, como docente dentro de su Orden, en la variedad de manuales escolásticos extranjeros, le hizo lanzarse a com– poner por propia cuenta un curso de filosofía, que .luego sería seguido del curso de teología. Con ello se proponía ''form:;ir cursos de -buena filoso~ fía e ilustrar la nación", en conformidad con los deseos del Consejo. Esti– mulado por su antiguo lector y por el .general de la Orden, de visita en España, puso manos a la obra en 1776. En 1777 fueron impresos los dos primeros tomos, con licencia del Consejo, que merecieron un juicio muy favorable del censor de los Reales Estudios de San Isidro. Al año siguiente apareció el tomo tercero, cuya dedicatoria aceptó el Consejo con plena satisfacción. Finalmente, en noviembre de 1779 aquél declaraba la Philosophia de Villalpando texto oficial universitario, es decir, "interim que, cumpliendo· las universidades con su encargo, den a luz algún curso que merezca ser preferido, o que lo haga algún otro autor español" (p. 120). No se podía aspirar a un triunfo mayor. Siguen dos capítulos destinados al análisis condenzudo del contenido de la obra de Villalpando y de las fuentes utilizadas para su composición, primero en los tratados propiamente filosóficos: dialéctica, lógica magna, ontología; y luego en los de· Hsica, psicología, ética y teología natural. En una recapitulación condusiva el padre Zamora define a Villalpando cómo autor eminentemente ecléctico, un eclecticismo expresamente procu– rado en virtud del concepto que él tiene de la finalidad de su manual: es un servicio a la cultura del alumno. Enumera las fuentes inmediatas, o sea, los autores directamente utilizados y aun textualmente citados, entre

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