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LÁZARO DE ASPURZ, O. F. M. CAP. con los decretos iba también el breve pontificio en que se concedían. a los misioneros las facultad~s ministeriales. Cuando quiso reco– brarlo, mediante un memorial, el fiscaJ del Consejo se opuso re– sueltamente a que· se le devolviese tanto el decreto de la mision como el breve: «El primero por ningún caso se debe mandar vol– ver, antes se ha de mandar retener, porque los religiosos que van a las dichas misiones es por orden de su Majestad y no por d decre– to de la santa Congregación. Y en cuanto al segundo, que mira a las indulgencias, es de la mis:ma consecuencia, y llevándole los di– chos religiosos es incidir en lo mismo que se procura evitar, de no– dar ejemplar a que la Congregación haga estas misiones a las In– dias, y así se debe retener también.» Afortunadamente, los consejeros juzgaron que el breve de las facultades e indulgencias no perjudicaba al real Patronato, por no ser de la Congregación de Propaganda Fide, sino del Santo Oficio, y además, porque el rey no podía suplirlo como había suplido el decreto de fundación. Así, pues, le fué devuelto a fray Francisco,_ después de dejar una copia archivada (27). En la sesión del 19 de febrero de 16!47 informó el cardenal Al– bornoz a la Congregación de las cartas recibidas de fray Francisco. Los cardenales no pudieron menos de congratularse y acordaron. en~rgar al nuncio diese a Felipe IV las gracias en nombre de la Congregación por su condescendencia. Al mismo tiempo se escri– bió a fay Francisco dándole prisa para embarcar a los misioneros. No había que exponerse a que en Madrid se reflexionase sobre la importancia del paso dado y el Consejo volviera atrás (28). El 4 de mayo escribía el nuncio Rospigliosi al cardenal prefecto de Propa– ganda comunicándole que había cumplido la misión de dar las gra– cias al rey y decía que Su Majestad se había mostrado complacidísi– mo y dispuesto a seguir favoreciendo todo lo que condujera al servicio de Dios y gusto de la sagrada Congregación (29). De esta buena vo– luntad de Felipe IV quería asegurar tamb~én fray Francisco a mon– señor Ingoli cuando le escribía desde Sevilla: «Quisiera tener pa- (27) A. G. l., Panamá, 2, f. 107, II0. (28) ARCH. PRoP, FmE, Acia 1647, J9 febr, n. 0 14, f. 325; Lettere vol– .i;ari, 25, f. 30 v, (290 IBm., SA, 145, f. 221. - 18 -

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