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FRAY FRANCISCO DE PAMPLONA Indias los derechos del Patronato. ¿ Cómo serían interpretadas en Madrid, después de taks antecedentes, los intentos de introducir en América misioneros de la Propaganda? Poco esfuerzo costó a monseñor Ingoli convencer a fray Fran– cis,co de que la divina Providencia le destinaba para hacer tan gran servicio a la Orden capuchina y a la causa de las misiones. Su celo .y el conocimiento que tenía de las costas marítimas le sugirieron en– seguida varios puntos donde podrían establecerse nuevas misione<; sin perjudicar a, las ya estable,ddas. Presentó primero un memorial a la Congregación proponiendo dos en el Africa occidental : la de Benín y la de la isla. de A:nobón. Poco después presentó el proyecto de o::ras dos en Amér.lca : la una entre los ind:ios del Darién y la otra en las islas de Barlovento (21). Tratóse el asunto en la sesión de 17 de julio de 1646; el cardenal Albornoz se ofredó a infor– marse más detalladamente hablando con el mismo fray Francisco, y el resultado de las conversaciones entre el cardenal y el humilde lego fué la convicción de que la misión del Darién había de fun– darse a todo trance y se había de confiar precisamente a los capu– chinos, «porque es tierra de oro y rica y es razón que vayan seme– jantes religiosos de~interesados», deda Albornoz en la nota entre– gada a Ingoli (22). El 3 de agosto lo~ cardenales decretaban la fun– dación; el nuncio de España designaba a los cuatro capuchinos que habían de acompañar a fray Francisco en la primera expedición; al mismo nuncio s,e encomendaba la designación del que habría de ir como prefecto de la misión, para lo cual se le enviaba el nom– bramiento con el nombre en blanco, y se le encargaba apoyara a fray Francisco para doblegar al Consejo de Indias. A fin de pre– venir todo recelo en los consejeros, el nuncio debía garantizarles que los capuchinos no harían fundaciones en las Indias ni trata– rían de implantar allí la Orden, ya que no consiente su instituto que se levanten conventos en regiones lejanas donde no pueden s::r visi– tados poc el superior general. Finalmente, la Congregación rogaba al card,enal Albornoz escribiese a los ministros de Felipe IV para suprimir los obstáculos (23). (21) !BID, Memoriali, 412, f. 43, 210. (22) IBID., Acta 1646, 17 ju!, n.º 14, f. 163 ;SA, IIo, f. 53 (23) !BID., Acta 1646, 3 ag,, n. 0 Ir, f. 178; SA, 259, f. 128 s.
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