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852 CLAUDIO ZUDAIRE primer estado" y han variado porque amenaza ruina una parte de la iglesia "y esta obra es más necesaria que la música". Parece que llegaron a un entendimiento, se dejó de pleitear y Marcellano se reafirmó como maestro de capilla. Así llegó al año 1641, superando, con intermitencias, más de cuarenta años de servicios, por lo que los falcesinos, a fuer de agradecidos, le concedieron el retiro: "atendiendo la vexez y muchos años le alibiaron el serbicio, y le baxaron el salario a veynte ducados cada año, que fue cosa moderada". No era insólita la jubilación y había quedado regulada en la diócesis por las Sinodales: Item mandamos que si algún beneficiado de las iglesias de este obispado, fuera de la Catedral, ouiere seruido beneficio con titulo quarenta años, y tuuiere sessenta años de edad, sea jubila– do de manera, que en ausencia goze todos sus frutos, prouechos y rentas enteramente, como si estuviera presente. 11 Aunque Marcellano no quedaba incurso en esta constitución por no ser beneficiado, los falcesinos quisieron superar la costumbre regula– da, concediéndole una moderada pensión de 20 ducados anuales; en el auto de concesión no se alude a las Sinodales ni siquiera como analogía, se trataba de un movimiento espontáneo y gracioso. Cobró el primer año doce ducados por los meses en ejercicio y 15, por los nueve meses de retiro desde marzo a fin de año. Al segundo año se vio perturbado en su pacífica jubilación. El nuevo clavero Feo. Maya se negó a pagársela "en tiempos de tanta necesidad no se debe dar salario alguno al que no sirbe" además Marcellano "es rico y con mucha hacienda" y la gratificación era por un año. El Provisor General, ateniéndose a la letra del auto de concesión, condenó a la villa a pagar los 20 ducados, pero no se resignaron y el pleito pasó al Consejo Real. Esto obligó a ambas facciones a esmerar mucho su argumentación. Le acusan de que les ha dejado plantados siempre que ha encontrado mejor puesto y que no ha compuesto el último año "billancico, responsion ni otra cosa", y por ello tiene ya nuevo maestro Damián Pérez; el embrollo del pleito obliga a decir inconveniencias y el galante gesto de la jubilación se convierte en dimisión disimulada: 11 Constituciones Sinodales del obispo de Pamplona, compiladas hechas y ordenadas por dn Bernardo de Rojas y Sandoval, obispo de Pamplona, del Consejo de su Majestad, etc. En Pamplona. Con Licencia, por Thomas Porralis. MDXCI. Libro 3, cap. 6, fl 75. [ 10 l

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