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ANTE EL IV CENTENARIO ... 209 Pero ¿nació en Sevilla Francisco Correa de Arauxo? Por lo pronto una cosa es cierta: que Francisco Correa de Arauxo vi– vió en Sevilla desde muy niño, con cuatro o cinco años de edad como mucho. En el famoso Pleito de las llaves de los órganos del Salvador que nuestro organista sostiene con el Cabildo Colegial en 1630 ( «Libro de Plez'tos», n. 0 718 ZZ, fol. 908 y 911), encontramos las declaraciones de dos testigos: Francisco Rodríguez («mercader despesería») y Gabriel Ra– mirez («mercader de guantería»), vecinos ambos de la Colación del Sal– vador de esta ciudad de Sevilla, que juran conocer a Francisco Correa el primero «de más tiempo de quarenta años a esta parte», y el segundo -con más de sesenta años de edad- «desde que tubo (Correa) uso de ra~on». Por otro lado, es tal la abundancia del apellido «Correa» en Sevilla en las postrimerías del siglo XVI y primera mitad del siglo XVII, que resulta hasta difícil encontrar un solo libro de bautismos, matrimonios o defunciones de las distintas parroquias de la ciudad, donde no apa– rezcan varias personas con dicho apellido. De donde se deduce que, si bien la costumbre de añadirse, quitarse o cambiarse apellidos hace francamente difícil - sin conocer otros datos - la identificación exacta y evidente de nuestro personaje a través de alguna_s de esas partidas (entre las que no falta una de bautismo de un tal «Francisco Correa» fechada precisamente en 1584), no se ve motivo razonable que justifi– que la aseveración rotunda de quienes todavía hoy le consideran portu– gués o gallego por la semántica de su apellido. Por consiguiente, no será incuestionable su nacimiento en Sevilla, pero tampoco aparece presumible hoy por hoy -con un fundamento serio - que naciera fuera de Andalucía para emigrar siendo tan niño a la ciudad de Sevilla. La celebración del Centenario en Andalucía El pasado 5 de septiembre iniciamos nuestras gestiones de cara a la celebración de este IV Centenario, dirigiendo una carta al Excmo, Sr. Presidente de la Junta de Andalucía, en la que le proponíamos una se– rie de posibles actos a celebrar, le ofrecíamos el alto patronazgo de dichos actos y le rogabamos el mayor esfuerzo por parte de su gobierno, seguros de que su dedicación y entrega tendría una plena acogida por parte de los artistas andaluces y de la sociedad en general. Nuestra solicitud fue desde el primer momento magníficamente acogida por parte de las supremas autoridades civiles de nuestra Comu- [3]
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