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230 XOAN M. CARREIRA dos críticos en los cuales, tras aclararnos que Verdi era italiano, parti– dario de la unidad italiana y muy popular en su tierra, pasa el autor a reflexionar sobre la pericia con la que sabe tratar la transformación psicológica de Violeta tras sus conversaciones con Germont, y cómo en esta obra está presente el mito de la redención de la descarriada trata - do con genial paleta orquestal que no siempre fue capaz de matizar la familia de los metales. En su lucha contra el enmaquetador, el crítico ha omitido decirnos dónde, cuándo, qué, quién, por qué y cómo hubo una representación de «La Traviata» (el título lo deduzco del nombre de los protagonistas y de la situación glosada). Esta necesidad de información no queda cubierta por los cuatro da– tos inconexos encerrados entre barras que preceden al artículo. Es imprescindible informar del lugar y hora; organizador; causa de la or– ganización de ser ésta inusual; nombre artístico íntegro de la agrupa– ción o solistas y el de todos éstos; todas y cada una de las obras in– terpretadas citadas· por su título completo e indicando autor; id. con los regalos. Asimismo, se deben reseñar todas aquellas anécdotas, suce– sos o accidentes relevantes, siéndolo la afluencia de público. Tampoco carece de interés en ciertos repertorios inusuales informar acerca de da– tos, cuales pudieran ser el autor de la transcripción en caso de haberla o la plantilla instrumental, tan precisa al informar de un estreno. Toda esta información es tanto o más valiosa que la opinión que el crítico pueda proporcionar y hay en ella un aspecto de suma importancia, cual es que no la proporcione desperdigada por su artículo sino clara y separada en un único párrafo, recuadro o entrebarrado a gusto del en– maquetador del medio. No es, ni mucho menos secundaria la información acerca de los as– pectos objetivos de la técnica de los intérpretes, especialmente impor– tante en el caso de cantantes. E insisto en ellos, puesto que, por los muchos renglones que ocupan sus programas, son siempre aquellos conciertos, los vocales, sobre los que peor se informa. Es la presente nota una invitación a que las reseñas críticas de con- ciertos en prensa diaria sean, antes que nada, reseñas informativas tan– to para el lector del día siguiente, como para quien dentro' de años vuelva sobre el artículo en demanda de una información que, en nuestros días, es moda negar. Sin abandonar el periodismo musical, es sorprendente contemplar cómo el mismo crítico redacta una meticulosa ficha bibliográfica; una ficha fonográfica insuficiente; una ficha de partitura en la que está ausente el número de plancha, fecha de impre– sión, técnica de la misma e, incluso, fecha de edición y una reseña del concierto del día anterior que más parece pensada para el día que, tras la jubilación, se publique su antología, que para un medio cuya misión es informar. [2]

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