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EL ÚLTIMO ÓRGANO DE FÉLIX DE YOLDI 361 propio de iglesias catedrales y otras que tienen rentas para tener ma- estro conducido». La sentencia adjudicó la obra a Mañeru ordenando se otorgara la escritura «con las condiciones, mejoras y allanamientos hechos por su parte» a 16 de julio de 1694. Todo parecía diáfano y favorable a Mañe– ru, cuando sus enemigos suscitaron la cuestión de que debía aceptar to– do cuanto había obrado Yoldi hasta ese momento, aunque por la sen– tencia parecía lo contrario. La apelación prolongó el pleito, y la solución final del juez metro– politano, costosa para todos, obligó a Mañeru a desistir de su empeño. Burgos confirmó la sentencia, pero interpretando que Mañeru tenía que aceptar la obra realizada hasta entonces por Yoldi. Era preciso ta– sar el trabajo y los materiales por medio de peritos designados para ello, y esto generaba muchos gastos; las sucesivas mejoras en el precio no debían de dejar apenas margen de ganancia, y Mañeru tuvo que re– nunciar a su derecho el 1 de enero de 1696, para que lo gozase Joseph Bernardo ·de Yoldi, hijo y heredero único de Félix y de sus bienes. Jo– seph de Echevarria fue designado para montar el órgano trabajado por Yoldi, en la villa de Arróniz, porque éste había fallecido el año ante– rior. [11]

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