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TESTAMENTO DE MIGUEL DE ECHARREN: EL MAESTRO DE CAPILLA MIGUEL NAVARRO ( tl627) Claudio ZUDAIRE Probablemente no responde el testamento a la expectativa que sus– cita el nombre del testamentario; y su contenido, ajeno por completo a la vida musical que desarrolló, y brevemente formulado, nos pone sobre la pista de sus inquietudes espirituales. Legó sus bienes, fundamentalmente una casa en la calle Tejería (Pamplona) y una «pieza lieca» a la Cofradía de los Ermitaños del obis– pado de Pamplona, con algunas condiciones: no sería válida ninguna enajenación que los ermitaños intentasen; debían vivir uno o dos ermi– taños ejemplares, para que recibieran y hospedasen a los ermitaños que pudieran llegar a Pamplona durante un día y una noche para evitar que «causen murmuración comiendo y bebiendo en las tabernas»; si las condiciones no se cumplieran, el Ordinario tiene facultad para despo– seerlos, y los bienes pasarían a los religiosos del convento de la Merced de Pamplona, en cuya iglesia y en la Capilla de Ntr. Sra. de los Dolo– res, debía ser enterrado Miguel de Echarren. Estas condiciones dieron pie para diversos pleitos, promovidos por los religiosos de la Merced contra los ermitaños, que comenzaron, a po– co de fallecer Miguel de Echarri (Echarren se lee en tres ocasiones). Es– ta circunstancia ha hecho que llegase a nosotros el testamento del Ma– estro Navarro, copiado varias veces. (Cfr. Atchivo Diocesano de Pamplona, cartón 1.132, n. 0 4 y cartón 447, n. 0 5. También se habla del testamento en carton 252, n. 0 3.) Miguel de Echarren hizo el testamento en 1626, y posteriormente se cita a todos los ermitaños de la diócesis de Pamplona, para que justifiquen la posesión de los bienes raíces que legó el maestro. El pleito, largamente mantenido, obligó a que el Ermitaño Mayor acreditase por auto de escribano cómo fue la toma de posesión de la casa: el letrado lo intro- [l l