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EL ORGANERO FR. FLORENTIN DE SANTA CECILIA DEPORTADO ... acompañamiento ni en el de cañutería y lengüetería pues que solo se quitarán los que no hacen juego con el lleno y que impiden el manejo de otros más útiles, a más que estos que se suprimen podrán custodiarse, y que será fácil salir de ellos por su justo valor. El coste dha reparación podrá tener por un cálculo de aproximación, pues en esta clase de obra no es posible haya exactitud, pero atendiendo jornales de maestro y oficiales y materiales, creo que será como tres mil reales más o menos Es cuanto puedo decir sobre el particular. Su afmo servidor Pedro Albisu». «Después de puesto esto, se me ocurrió sacar doble partido de la brillantez en lengüetería de la fachada, invirtiendo su orden con otros registros de su calidad en el interior, y a pesar de que esto no aumente el coste de material, sería cosa que llevaría más tiempo tanto en su colocasión como en la necesidad de innovar muelles y a1ustar en los nuevos abujeros, por lo que se deberá aumentar a la cantidad que se dice unos 300 reales con lo que asciende su total a 3.300 reales poco más o menos como se dijo antes» De acuerdo con el Libro de cuentas 3.585 rls y 17 maravedís fue el costo de la renovación; a juzgar por la opinión de Albisu, el órgano era muy complejo, tal vez demasiado para la capacidad del secreto, aunque de nuevo estuviera bien ejecutado, y abocho'na un poco el descuido en que el órgano estuvo. Treinta años más tarde (1858) requirió nuevo repaso a fondo, realizado por Francisco /zaguirre por el importe de seis mil reales «importe convenido de la reparación del órgano». Organistas. Pasan por la consola durante el período riistoriado, Ignacio Sanzetenea, que en 1760 percibía 550 rls. (50 ducados) anuales pcr su salario; le sucede Pedro Juan de Berridi en 1779, seguido a su vez por Bernardo Antonio de Echeverría en 1786, padre del organero ayudante de Fr. Florentin, Francisco de Echeverría; antes de finalizar el siglo le duplicaron el salario, aunque el apriete de las cuentas no le permitió cobrar casi nunca en el plazo previsto; en 1827 se lee el nombre de Domingo de Berridi que se nantiene hasta 1840, por lo menos; fugazmente le sustituye Fermín Bravo (1859), quedando agregado como organista definitivo el presbítero Andrés de Tellería y como suplente Martín Antonio de Aldasoro que también lo fue del anterior con un sueldo de 1728 rls., cubriendo todos estos organistas más de un siglo de música y de oficio. Lecároz 57

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