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44 punto matemático, sino sólo ce terminativamente », en el sen– tido de que la superficie del uno se adhiere a la del otro, del mismo modo que los ángeles pueden tocarse mutuamente. Por eso el punto físico puede tener diversas superficies sin tener diversas partes, aunque la imaginación las conciba como tales. ¿,Cómo es posible en esta hipótesis el principio de Euclides al que antes nos referimos: dada una línea cualquiera termi– nada, puede dividirse siempre en partes iguales? El P. Casimiro reprochó a Arriaga el deshacerse de la objeción negando sim– plemente el principio. Respetando a Euclides, se debe respon– der, ce con más cautela y fortuna)>, que la línea es divisible en partes iguales matemáticamente, pero no lo es físicamente, y esto hasta para salvar los principios matemáticos 1 º 9 • Resumiendo: en la solución de la antinomia del continuo prevalece la metafísica sobre las matemáticas; pero la meta– física eleática, la propia del mecanicismo, que niega la muta– bilidad intrínseca del ser, por no admitir la potencia sujetiva, que es la clave de la solución aristotélica. Ha escogido, pues, el P. Casimiro la solución atomística, prefiriéndola a la solu– dón cartesiana, que hace, por el contrario, prevalecer las ma– temáticas contra la metafísica. Pero a la vez hemos visto sus esfuerzos por salvar las ma– temáticas como ciencia. Puede concederse que las ha salvado como ciencia, pero no como ciencia real. Con razón insiste sobre el carácter abstracto de las matemáticas, y . justamente afirma que sus figuras no existen en la re~lidad: el punto sin extensión, la superficie sin profundidad, etc. Pero exaspera ese carácter abstracto, hasta excluir la divisibilidad in infinitum del continuo como valedera en el plano real. Su solución de la antinomia metafísica-matemáticas es un primer paso hacia la solución sujetiva que dará Kant un siglo más tarde. 2. Los átomos, e< peripatéticos )>. Aristóteles necesita de una versión física. Tal es el sentir del P. Casimiro. Esa tarea la va a llevar a cabo él mismo en lo que concierne a los principios de los cuerpos naturales. Aris– tóteles estableció como principios la materia prima y la forma substancial. Y definió la materia prima ce primum uniuscuius– que suhiectum, e'X quo curo insit, non per accidens, aliquid 1 0• lbid., q,6, p.158.
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